El proceder de La Nacion en estos días, transformándose directamente en vocero de los intereses británicos contribuye sin duda para que muchos jóvenes y recién llegados a esto de la política comprueben con sus propios ojos en qué consiste el "cipayismo". La "Tribuna de doctrina" (inglesa) nos lo muestra hoy, por ejemplo, con este titular, donde claramente se posiciona como prensa de la corona, donde celebra la buena nueva. ¿Porqué hace esto? podrá preguntar alguien. Porque es su razón de ser, porque en Argentina las clases dominantes partieron siempre de la premisa de que el gran error fue no ser una colonia inglesa, de ahí que a través de los años hayan considerado que todo lo que hiciera Gran Bretaña (y luego Estados Unidos) es lo bueno, lo correcto, de ahí que permanentemente se busque colocar al país bajo su influencia. Y lo lograron, eh. La década del noventa fue el momento donde esa identificación llegó a su punto máximo, donde emular al "primer mundo" se transformó en slogan, donde por lo bajo celebraban las relaciones carnales pasivas que promovía Guido Di Tella.
Así nos fue
Por supuesto que la existencia del kirchnerismo exacerba la pulsión vendepatria de estos sectores, que no dudarán en avalar cualquier grosería colonialista si ésta contribuyese a sacarse de encima a Cristina Fernández de Kirchner y La Cámpora. La suma del gorilismo para adentro y el entreguismo para afuera directamente emputece a La Nacion que cualquiera de estos días titulará a toda página:
"Las Malvinas fueron, son y serán inglesas"
Es que son ingleses de alma, es que están convencidos que Europa es la fuente de la sabiduría, es que no escucharon a Lavoe cuando cantaba:
"Todo tiene su final
nada dura par siempre"
No sólo no se anoticiaron de que Europa está hundiéndose, antes que en lo económico, en lo político y en lo cultural, que ha dejado hace rato de ser ese faro que iluminaba a muchos, sino que estructuralmente descreen de las posibilidades de nuestros países de ofrendar a la humanidad modelos de sociedad distintos cuando, al tiempo que las políticas de dominación pierden fuerza, emergen naciones otrora dependientes con una influencia en lo económico que antes era inimaginable. Mientras el mundo cambia y se formatea de otra manera ellos siguen con las anteojeras, mirando lo mismo, condenados al dogma (son tremendamente dogmáticos) Y entonces operan en consecuencia, siendo voceros de Gran Bretaña.
Cierto es que también hay una cuestión central, de tipo estratégico, que los lleva a jugar ahora con mayor obscenidad y por ende a perder todo tipo de formas para encubrir su sino pro inglés: el tema energético es central y puede llegar a ser uno de los únicos recursos que le quede a la vieja corona inglesa para capear su propio temporal. Ni los ingleses ni el gobierno argentino desconocen que el potencial de la zona probablemente sea muy importante. El dato nuevo, que incomoda sobremanera a la estrategia británica, es el bordado sutil que ha desplegado la cancillería argentina, atando a todo el continente e incluso dejando sin espacio a Chile, el gran aliado de los piratas. Merced a cómo ha avanzado la política de integración regional, hoy Piñera se encuentra con las manos atadas y aunque en su fuero íntimo deseara darle una mano a Cameron, no lo puede hacer porque ello lo aislaría en la región. Esto es lo novedoso, que enerva a La Nacion: la capacidad con que Casa Rosada ha ido uniendo a Sudamérica bajo el lema de "las Malvinas son argentinas y latinoamericanas".
Esto es lo nuevo, el gran avance que explica el desenfado con que el centenario diario de la oligarquía se mueve en la materia, desprendiéndose de todo tipo de modales. Demostrando, al igual que las fruncidas, que llegado un punto de rabia o de lujuria, son igual de brutas o zarpadas que la piba de acá al lado...
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