Ese gato hermoso que se ve es Cheo, que debe su nombre a mi devoción por el sonero puertoriqueño Cheo Feliciano, pero la masa de grasa sobre la que está posado no me pertenece. No sé de dónde la habrán sacado.
¡Estoy siendo víctima de un fotomontaje!
Algo así le pasó al ex primer ministro checo que apareció en tarlipes, supuestamente enfiestado junto Berlusconi con unas niñas enternecedoras. El tipo reconoce que es él pero dice que eso es un fotomontaje, que no estuvo ahí...
Esta es nueva. De ahora en más todo aquél que sea escrachado con las manos en la masa, o en carne tierna, podrá alegar ¡ES UN FOTOMONTAJE! invirtiendo así la carga de la prueba (¿Está bien dicho, Arballo? El que deberá probar que no es un fotomontaje será el medio que la publicó.
Por supuesto que aparecen otros elementos, insoslayables a la hora de dar credibilidad a una foto. Por ejemplo los antecedentes del fotografiado. En mi caso, mi devoción por la comida y los gatos como que me juega un poco en contra. Imaginemos, por ejemplo, a la Pato fotografiada con un buen malbec. Digamos que sus antecedentes medio como que la fulminan ¿no? O si agarran a Ibarra pretendiendo truchar un reportaje televisivo...
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