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lunes, 26 de abril de 2010

"Frente de Organizaciones Sociales Peronistas"


Da bronca tener que escribir sobre estas obviedades, pero en esta etapa de trinchera, como lo define Leila, hay que dedicar un post para alertar sobre estos mecanismos que no por vetustos dejan de tener alguna potencia para confundir a mucha gente.

Las imágenes de los disturbios del viernes cuando se disponía a presentar su libro la cubana Hilda Molina y las de ayer están siendo tratadas como una nueva demostración del patoterismo K y esto no debería pasar desapercibido para nosotros porque engarzan a la perfección con la estrategia de la victimización que ha puesto en práctica el dispositivo mediático.

Los que andamos en política tenemos el reflejo de no prestarle mucha atención a estas operaciones porque sabemos que este autodenominado "Frente de Organizaciones Sociales Peronistas" no existe, que es un invento para tirarle tierra al kirchnerismo. Tenemos también la certeza de que por un puñado de guita se organiza un grupete de 10 tipos que se metan en una sala de le Feria del Libro y hagan bardo. Pero el problema está en cómo baja esto por los medios al conjunto de la sociedad. Lo que para nosotros es una fantochada puede resultar creíble para otras personas

¡Ojo!

Hay que observar cómo vienen operando: Arrancaron con los afiches contra periodistas del multimedios Clarín, Siguieron con la exposición patética de los hijos adoptados irregularmente por la dueña del grupo, luego lanzaron la bola del temor por un atentado a Cobos y la convocatoria de una marcha en contra suyo a la que nadie convocó y ahora pasa esto en la Feria del Libro.

Y hay gente muy permeable a estos mensajes.

Estas "pavadas" a veces tienen mucho más impacto que el resultado de una votación en el Congreso.


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sábado, 24 de abril de 2010

Clarín, La Nación, el Miami Herald y Editorial Planeta agradecidos...


¿Cuántas personas habría en la sala? ¿ochenta, cien, ciento veinte?

La señora Hilda Molina iba tranquilita, presentaba su libro, decía todo lo que se sabe que va a decir y taza taza cada uno a su casa...

¿Es tan difícil de entender?


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miércoles, 21 de enero de 2009

Hilda Molina no responde


Ayer al mediodía entré al blog de Hilda Molina y le dejé el siguiente mensaje:

Estimada Hilda: Me gustaría una respuesta suya a este artículo publicado hoy en la prensa argentina:
la saludo con mi mayor consideración


El mensaje fué aprobado pero ya han transcurrido 24 horas y no tengo respuesta
¿Ustedes que piensan chicos?
¿Me responderá?
O no lo hará escudándose en el régimen opresor que la vigila?
La nota de Susana Viau, conteniendo datos que son "pa' pensar" la pueden leer acá abajo.
Saludos
Gerardo
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Los medios se ocupan de Hilda Molina e Hilda Molina de los derechos humanos de sus nietitos argentinos, privados de sus caricias. Molina tiene un blog en el que cuenta su última Navidad, cuando vagabundeó por La Habana pensando en “las hermosas, imperecederas imágenes vividas durante mi infancia y adolescencia en tan benditas fiestas”. Hilda Molina las recuerda todavía así, “hermosas e imperecederas”, épocas doradas de Fulgencio Batista, años glamorosos en los que Meyer Lansky, el gánster que inventó el back to back y a quien las finanzas internacionales aún le deben su monumento, contemplaba La Habana desde las terrazas del Hotel Nacional. Hilda Molina cuenta que esas fiestas cristianas se las robó el régimen “en nombre de la ideología ajena, injertada y no elegida”: el comunismo, con sus “mecanismos de expropiación mental”. Pese a todo, se sobrepuso a la tragedia colectiva que hace cincuenta años se abatió sobre la isla y estudió medicina: es neuróloga y dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica, clínica de excelencia donde trataron a un político argentino que dejó un importante donativo cuyo destino, dicen, aún se desconoce. Hilda Molina, la abuela Hilda fue, además, diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular, máxima instancia institucional del estado cubano y miembro del Partido Comunista. Ahora milita para reunirse con Roberto Quiñones, su hijo, también médico. Los maledicentes sostienen que Quiñones salió de La Habana con la misión y los fondos para abrir consultorios que aportaran divisas a la asfixiada economía cubana, pero nunca llegó a destino. Algo lo desvió a las costas argentinas y ya no volvió a la patria. Teme la vindicta del gobierno. Quiñones quiere que la reunificación familiar se haga aquí y no en La Habana. En realidad, con una pequeña parte, porque las habladurías dicen que Hilda Molina tiene un ex marido, profesor de la universidad, y otros dos hijos. Por lo tanto, Roberto tendría a su padre y dos hermanos y los niños, un abuelo y dos tíos. Pero ellos no entran en el combo del reencuentro familiar. Serían adictos al régimen, irrecuperables. Mascullarían la sospecha de que Hilda y Roberto están hoy convencidos de que la igualdad no es más que una bella utopía y “la vida está hecha de pequeñas cosas; un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”. Como decía Marx, Groucho Marx

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