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domingo, 19 de julio de 2015

El Vermucito | Audio del 19-07-2015


Hoy nos acompañaron en la última hora las chicas del trío Minga Percanta

PRIMERA HORA


SEGUNDA HORA



TERCERA HORA
Con "Minga Percanta"




sábado, 18 de julio de 2015

Martha Argerich y la herejía populista

 

Aquella “Ñatita” a la que el presidente Perón le posibilitó llegar a Viena para estudiar con Friedrich Gulda y potenciar un destino de gloria en la música del mundo vino una fría noche de julio a Buenos Aires, tocó una música absolutamente cruzada por un antiperonista confeso como Astor Piazzolla y lo hizo con entrada libre y gratuita y con transmisión por la Televisión Pública para todo el país. Estas inmensas parábolas no se dan por casualidad. Suceden por esa capacidad sacrílega que los populismos tienen como algo innato, capaz de conmover a las mayorías con la misma potencia con que cierra ventanales y apaga televisores en los menos.

Así como la difusión del Tango y el Folklore estuvo durante décadas controlada por unas pocas manos de claro tufo conservador – reaccionario, la llamada “música clásica” también fue encorsetada por una minoría elitista que privilegió un consumo fraccionado para pocos. Así fueron cerrando puertas y construyendo el ghetto. El elitismo, ese placer masturbatorio que llega al éxtasis cuando crece la cantidad de pocos, finalmente se salió con la suya, por supuesto que a costa de la música. También el jazz ha padecido una infección parecida. Todavía se recuerdan aquellos adelantados que tenían un comandante amigo de Aerolíneas que les traía el último vinilo de Phil Woods y lo que más los hacía gozar no eran las genialidades del ese gran saxo alto sino la certeza de que, al menos en la ciudad, nadie más poseía esa joya. Estamos hablando, al fin y al cabo, del drama del solo: Un fanático de Los Beatles, que ya en 1990 ya tenía más de 6.000 discos del grupo y de las obras solistas de cada uno por separado, sumando originales, demos y tomas descartas, pagó la entrada más cara para ver a Paul cuando llegó por primera vez a River. El día de la actuación, no fue. Desplegó una serie de excusas para tapar la verdadera razón del faltazo, que no era otra que su incapacidad de disfrutar a McCartney junto a otras 60.000 mil personas.

Completo, acá

jueves, 5 de junio de 2014

¿Sabías que Perón ayudó a Martha Argerich para que fuera a Viena a estudiar con Gulda?


La madre acompaña a la nena. Las dos, ahora, están frente a Perón, que ese día se ve distendido y de abierto buen humor. La nena le cae bien al general. ¿Así que ya tocaste en el Colón? Sí, el Concierto de Schumann. Mirá vos, tan chiquita y ya tocaste en el Colón. La madre de la nena, que se llama Juana, le sugiere al general que –de producirse alguna ayuda económica para sus estudios– la nena podría dar un concierto en la UES. “O donde usted lo considere adecuado.” El general sonríe con su célebre sonrisa. “Pero no, señora. La nena está para otras cosas.” Se inclina sobre ella y le dice: “Decime, Ñatita”. A la nena, jamás, nadie le había dicho “ñatita”. Acaso se pregunte si es o no “ñatita” ya que sabe mirarse al espejo y nunca advirtió poseer una nariz pequeña. Pero ahora ese señor tan importante le ha dicho “ñatita”. “Decime, Ñatita”, le dice, “¿a dónde querés ir vos?” La nena, ahora la Ñatita, le dice: “A Viena”. “Yo no era muy peronista –recordará después–. Siempre andaba pegando por todas partes unos papelitos que decían Balbín-Frondizi.” La madre sugiere que Estados Unidos es mejor. Pero la nena insiste: a Viena. “A él le gustó que no quisiera ir a Estados Unidos”, recordará también la nena. La madre, tal vez aún insegura, insiste con lo del concierto en la UES. “Parece que yo debo haber puesto mala cara –recordará otra vez la nena–. Una cara bastante reveladora de que la idea no me gustaba porque Perón le empezó a seguir la corriente a mamá, diciéndole ‘por supuesto, señora, vamos a organizarlo’, mientras me guiñaba un ojo y, por debajo de la mesa, me hacía con un dedo que no. El la estaba cargando a mamá y a mí me tranquilizaba. Se dio cuenta de que yo no quería. Fantástico, ¿no? Y le dio un trabajo a mi papá. Lo nombró agregado económico en Viena. Y a mamá le dijo que le parecía que ella también era muy inteligente, emprendedora y capaz y le consiguió otro puesto en la embajada”

El texto completo, acá

viernes, 18 de mayo de 2012

Donna Summer en mi banda de sonido




Donna Summer brillaba cuando yo era rey, cuando logré una de las máximas aspiraciones de mi adolescencia: Ser disc jockey en “Sirucho’s” aquél boliche bailable de Tres Lomas que era junto a “Montoto” de Trenque Lauquen lo más distinguido en la toda la zona. Donna cantaba cuando por un tiempo, que no recuerdo muy extenso, los boliches fueron obligados a cerrar sus puertas a las dos de la mañana. Al parecer, luego de las 2:15 AM la muchachada empezaba a darle al marxismo de una forma que ni te cuento…

Donna cantaba “Love to love you baby” cuando solía irrumpir una brigada de la Federal de Pehuajó ordenando para la música, encender luces blancas y pedirle documentos a cada uno de los presentes. Donna Summer era producida por Giorgio Moroder, el mismo que compuso la banda de sonido de Expreso de Medianoche, donde estaba el hit “Persecución”, aquél que arrancaba con ese “po po po po popo po po po po po po po po “ y que era usado como música de presentación del noticiero “60 minutos”, de ATC con José Gómez Fuentes. Casualidades: el noticiero emblemático de la TV oficial mientras se perseguía y mataba a miles de personas desde el Estado usaba de música característica un tema llamado “Persecución”…

Donnar Summer está en la banda de sonido de los que en la segunda mitad de la década del setenta empezamos a salir, a andar de novio y todas esas cosas que hacíamos los pibes de ese tiempo. Chicos que crecíamos con una muy fuerte formación política en contra de la democracia y la política. Porque política hay siempre, lo que por ahí falta es la democracia y el funcionamiento aunque sea formal de las instituciones. El diario de Tres Lomas hacía política, el intendente y el delegado municipal hacían política, el cura hacía política, la liga de madres de familia hacían política, los capos de la Sociedad Rural hacían política diciendo que no hacían política, que la política era sucia y corrupta.

Los discos de Dona Summer fueron los primeros que traían versiones maxi y temas que llegaban a durar eternidades como 8 minutos, algo que los disc jockeys valorábamos sobremanera porque nos permitía ir al baño, hacer una pasadita por la barra, pispear para ver qué había en materia femenina y volver luego al yugo. Recién ahí aparecían los enganchados de “Pato C”, que también nos daban un respiro. Salvo eso, había que poner tema tras tema. Auricular sobre el hombro para monitorear con aquellas eternas bandejas giradiscos Sincrón y así hasta las 2 primero, las 4 después y hasta las 5, ya en 1980/81. Sirucho’s Se empezaba a llenar a partir de las 11 de la noche ¡qué temprano!

Donna Summer cantaba cuando al cerrar el boliche me iba a la pizzería del inolvidable gordo Galli a morfar “calentitos” mientras sonaba una y otra vez un LP de Ariel Ramírez tocando valsecitos criollos con Domingo Cura en los bongoes.

Martita García me prestó un álbum doble de Peter Frampton, ese que traía “Nena me gusta tu forma”. Se daba que mucha de la música que se pasaba en el boliche era suministrada por compañeros y amigos. También sonaba Boney M, La Bionda, Barry White (los lentos del negro Barry, por favor). Sobre los 80 vendría la “Fiebre de sábado por la noche” con los Bee Gees. La ELO con “Ultimo tren a Londres”. Kiss, por siempre los Stones, Toto con “Hold the line”; Pink Floyd con “Wish you were here” (ese me lo prestó “La Pato” Milanese). En Salliqueló se escuchaba Supertramp (Salliqueló tenía más cultura rock que Tres Lomas, lo admito) Tipos como Tata Errecalde o el pelado Gelado tenían discos de la ostia. Por Gelado conocí a Wheather Report y Stelly Dan, sin ir más lejos. Supertramp lo conocí en casa de Alejandra Mazzino. Tenía ella un amigo de apellido Lanusse, sí de la familia del general, que andaba con esos vinilos de acá para allá. En aquellos años la música no era tan accesible. No todos tenían discos, en realidad los menos. Y no era sólo acceder al disco, algo que en todo caso terminaba siendo lo menos costoso. El problema era acceder a la información, enterarse de qué había salido. Me recuerdo los sábados a las 20 escuchando una radio cordobesa que tenía un programa donde pasaban lo nuevo. Tomaba nota y le llevaba los papelitos al negro Bernasconi o a José María Rodríguez,  los comisionistas del pueblo, para que cuando venían a capital se fijaran si había algo y me lo compraran.

Seguramente los hits duraban más de la cuenta. Recuerdo “Dama de azul”, por ejemplo y Roberto Carlos, Nino Bravo ¡Nino Bravo!! Sonando en el Club Progreso… Camilo Sesto con Melina, Daniel Magal con “Cara de gitana”, pero Donna, Donna era sexo, Donna estaba fuertísima, Donna era la reina de todos nosotros.

Ayer, cuando terminaba mi programa de radio estalló la noticia de su muerte y con el paso de las horas fui viendo cómo impactó en una generación que creció bailando con ella y con una bota militar en la cabeza. Me vine twitteando imágenes de aquellos tiempos. No puedo escindir a esta cantante de un tiempo, de una etapa importante de mi vida. Con la música pasa que en muchos casos nos acompaña, nos entorna, y hay sonidos, canciones o artistas que se transforman en parte de nuestra propia banda de sonido. Eso es lo que pega, eso es lo que pegó con la muerte de Donna Summer. Ella fue reina para todos los que hoy andamos entre los 47 y los 57, ponele ¿Cuántos somos?

La banda de sonido de tu vida no está compuesta por lo que te gusta sino por lo que sonó mientras vos ibas viviendo. Esto es lo que muchos siguen sin entender y por eso se avergüenzan de recordar canciones pedorras, deprimentes, porque no entienden que no son culpables si alguna vez apretaron mientras sonaba Manolo Galván cantando“Te quise, te quiero y te querré”. Eso estaba ahí, en LU11, como “Correo Radial”, como Canal 12 de Trenque Lauquen, como la orquesta de Lito Rodríguez en los bailes de Thompson y La Porteña. La banda de sonido de mi juventud tiene un fragmento largo con Donna Summer y al volver a escucharla se me aparece de nuevo la veterinaria de Beto Cuesta y el dolor de un pueblo por su muerte absurda, y me veo yendo a Salliqueló con Marcelo Sierra y aparece el tío Alberto anunciando películas en la “sala del cine teatro español”. Si hasta vuelven a retumbar las puteadas del Pirulo García en la cancha de pelota paleta y se me aparece el “Pibe” San Gregorio, el “Tarta” jugando “maneado” con revés de zurda y hasta el “Manco de Teodolina”, pelotaris legendarios de la provincia de Buenos Aires. Lo veo al Negro Fernández de 6 en Unión y a Chichín Medrano ganándole una carrera antológica a Antonio González y García (el de Trenque Lauquen que piloteaba “la patito”) en el circuito Don Camilo. Me veo llevándolo al “loco” Rodi a su casa, la noche que entrando al campo el “Teta” Segurado le preguntó qué haría si se le pareciera el conde Drácula y el loco espetó “me lo cojo” (andaba en una época de sequía sexual, digamos)

Y Donna Summer cantaba y mi hermano, que estudiaba medicina en La Plata, venía los veranos y discutía ferozmente con mis padres por las cosas que pasaban. Porque en casa se compraba La Nacion y Oscar vivía en directo el terrorismo de estado en la ciudad de las diagonales. Nacía en el 78 Robertito que luego terminó siendo una especie de hermanito menor. Boca ganaba la primera Libertadores e Intercontinental, River compraba a Enzo Bulleri, de Ñuls, que fue un fiasco. Pink Floyd publicaba “The Wall” en el 79 y así como sin darnos cuenta fuimos olvidando de a poco a nuestra reina Donna, sus discos quedaron arrumbados y su sonido entró en el terreno de lo vintage, hasta ayer, cuando nos enteramos que murió, cuando Mary Gaita me dice algunas mañanas por Facebook que está jubilada y boludeando, cuando algunos ya son abuelos, cuando otros ya se murieron, como Ricardo Repetto y Sergio Bussman, cuando me reencontré, también vía Facebook, con Juanita Barrionuevo (ahora sólo me resta saber qué fue de vida de Elsita González, aquella compañerita calladita y con una cara de bondad entrañable que tuve en la Escuela 7 y se fue del pueblo, creo que en quinto o sexto grado, que vivía en la calle 9 de Julio al fondo)

Donna volvió a sonar ayer para recordarnos que ya somos gente grande, señoras y señores, aunque por dentro seguimos siendo unos pibes de aquellos.
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martes, 29 de noviembre de 2011

Recital por la Ley de la Música



Peteco Carabajal, El Otro Yo, Miguel Cantilo y Adrián Dárgelos, son algunas de las bandas y solistas que este martes a partir de las 17 actuarán en la plaza de los Dos Congresos en apoyo a la Ley Nacional de la Música.
Mañana miércoles también lo harán pero a partir de las 11


Nota tomada de www.26noticias.com.ar
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domingo, 16 de octubre de 2011

Si a la música la editan los que saben…

Litto Nebbia conoce desde los dos lados del mostrador el negocio de la música y en esta nota  publicada en la revista Debate lanza una serie de definiciones sobre el estado de la industria del disco y sus posibles deribaciones. Muy recomendable.


Por Oscar Finkelstein …eso quiere decir que hay música para rato. Litto Nebbia, editor del legendario sello Melopea, presenta su nueva mega creación: La canción del mundo, mientras piensa en voz alta sobre el negocio y el futuro de la música en tiempos digitales. No todo lo que no brilla es oscuridad.

Se supone que un músico debería tener más preocupaciones armónicas, rítmicas o melódicas que económicas. Pero no. Y menos si ese músico es productor, si es independiente, dueño de un sello en el que sólo graban quienes él elige y que, para colmo, toma decisiones exclusivamente en función de sus gustos musicales y de la calidad de los artistas. Así, atravesando hiperinflaciones, corralito, cambios de soporte, piratería y otras dificultades, en los últimos 22 años Félix Francisco Nebbia Corbacho, alias Litto Nebbia, publicó más de 600 discos para su sello Melopea. Mucho más que una declaración de independencia. Nacido hace 63 años en Rosario en una familia de laburantes de la música, lleva contabilizadas más de 550 participaciones en discos y un catálogo propio de más de un centenar de álbumes, de Los Gatos Salvajes a La canción del mundo, su más reciente creación: una caja con tres CD y un DVD (ver aparte). “Es una barbaridad -reconoce-, y encima ahora hago discos dobles o triples”.
 Más allá de las estadísticas, Nebbia es uno de los pioneros del rock nacional desde antes incluso de “La balsa”; uno de los primeros rockeros en experimentar la fusión con el folclore; un gran conocedor del tango y el jazz, la música brasileña y el cine clásico, y un amante de los discos, que atesora en cantidad y calidad.

Un directivo de la disquería HMV, la más antigua del mundo, dijo que dentro de sólo cinco años, en 2016, ya no iba a haber más CD. ¿Visualiza el final del disco?
Ése es un comentario de gente que justamente no hace discos. Da la casualidad que los tipos que decretan estas presuntas muertes son los que se metieron alguna vez en esto como se podrían haber metido en otras actividades como la elaboración de salchichas o de ropa deportiva, o de cualquier producto de venta masiva. Cuando se deja de vender eso pasan a otro rubro, lo que no es cuestionable. Pero asegurar que la gente no va a escuchar más discos, que los músicos no necesitan hacer discos, es un disparate. ¡Cada vez se hacen más discos! Todos los músicos quieren grabar su disco así como todos los escritores quieren escribir su libro, más allá de cómo resulte después.

Pero ahora se propone más el concepto de track, de canción, y no tanto el de disco, que es más que cambiar el soporte, como fue pasar del vinilo al casete o del casete al CD.
Ése es el negocio que propone iTunes, no es una cuestión musical. Cuando en los años cincuenta había semejante cine en Hollywood, los tipos querían hacer películas que estuvieran buenas, que sonaran las orquestas, que los actores secundarios fueran los mejores, que los guionistas fueran creativos. Por eso llamaban a William Faulkner o a Raymond Chandler para escribirlos. Querían ganar plata, claro, pero no se vivía esto que se vive ahora y que cada vez es peor, que consiste en comprimir todo para ganar dinero tratando de no perder mucha calidad. Hoy, hay un montón de disquerías cuyos dueños les prohíben a sus empleados que hablen con el público, porque así pierden tiempo y si les gusta la música inducen al público a que busque cosas buenas y no el resto de las porquerías de moda que venden y que es lo que les deja mayor ganancia. Yo siempre entendí que el tipo que tiene un negocio quiere atender bien al cliente, darle información, orientarlo en la compra. Hoy en día parece ser que toda esta clase de gente no entiende que el negocio funciona por los clientes. Yo soy músico; si no hay alguien a quien le gusten mis canciones, lo que hago no existe para los demás, y sólo podría tocarlo en mi casa.

Lo otro que se dice es que el negocio de la música ya no pasa por la edición de discos, sino por las actuaciones en vivo, las grandes giras… 
El problema es que quienes dicen esto son los que hacían discos y ahora también son una agencia de representación. Antes estaban las compañías discográficas por un lado y los managers por el otro. Ahora está todo el negocio de la música, como tantos otros, concentrado en una sola empresa. Es un asunto de dinero, no hay nadie que haya pensado en cómo tenía que ser la cosa en función de los cambios en la sociedad ni nada por el estilo. Por otra parte, con la gran soberbia que ha tenido la industria fonográfica en todo el mundo, se le fue de las manos esto de la producción independiente. Muchos querrían manejar monopólicamente todas estas pequeñas productoras, porque si las sumás a todas son un número. Son chiquitas, pero son muchas. ¿Cómo lo hicieron? No escuchando, no dándole la oportunidad a gente nueva, grabando pura y únicamente lo redituable comercialmente. Con ese tipo de cosas ellos mismos arruinaron el negocio. Y ahora se quejan de la piratería, que sí es un problema, aunque no tan grande para un tipo que hace buena música y tiene un proyecto. A la gente que le interesa lo que yo hago compra mi disco, no lo piratea. Los tipos hacen una bandera de la antipiratería pero resulta ser que las mismas compañías son las que inventaron y fabrican estos grabadores con los que podés copiar música, e inventaron estos nuevos formatos. Entonces, ¿quiénes son los piratas? Además, si copiás de una manera estás fuera de la ley, pero si copiás con el sistema que ellos te venden, no. ¿En qué quedamos?

Al mismo tiempo, la tecnología democratizó de alguna manera la posibilidad de los músicos de grabar su música.
Sí, hoy cualquiera hace su CD. Con un módulo de Pro Tools pueden grabar un buen disquito en un garaje, sin necesidad de ir a Beverly Hills o a Nashville. Sin productores ni discográficas.

¿Y las grandes compañías no se interesan en captar a los independientes?
Sí, claro que se interesan, pero siguen con la misma mentalidad de la vida pasada. Entonces lo que hacen con los pequeños grupos, nuevos, medio desconocidos, es editarles los discos con el logo de la compañía y los músicos los venden en sus shows. Pero la discográfica ¡les vende los discos! Y encima se los vende caros. Es decir que el artista al que producen en realidad es un cliente. Y lo liquidan. No me extrañaría que en un futuro se arme una especie de cámara de productores independientes cuyos directivos sean directivos de los grandes sellos discográficos. Además, exageran con eso de que no les dan los números, porque no es caro grabar un disco. El problema que tienen es que gastan fortunas en una cantidad de pelotudeces… Ahora hasta ponen el crédito del catering en la contratapa de los discos.

Si no fuera independiente, ¿se imagina hoy llevando un demo a una compañía discográfica para que evalúen si graban o no su disco?
Ni qué hablar, claro. Pero no sólo yo; hoy Los Beatles tendrían que presentar un demo. Además, como en cualquier actividad, en el negocio de la música hay tipos talentosos y otros que no entienden una papa. Hay errores históricos, no sólo de ahora, como el tipo del sello Decca que rechazó el primer simple de Los Beatles, que era “She loves you (yeah, yeah, yeah)”. Después lo echaron, claro. O el que durante los últimos seis años de vida del Polaco Goyeneche no quiso que grabara. Y cuando se murió me quiso comprar el disco. No me preocupa el tipo que quiere hacer negocio exclusivamente, lo que más me llama la atención es que estos tipos que hacen sólo negocio detestan a los que hacemos otras cosas.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser independiente?
Las desventajas son exclusivamente materiales. A veces realmente no me cierran los números, entonces tengo que esperar un poco para hacer el disco que quería hacer, por ejemplo. Otra cosa es que estoy seguro de que muchos temas míos podrían ser hits si los pasaran por la radio, pero se hacen conocidos recién con el tiempo y por el boca a boca. O porque los canta alguien. Ahora por ejemplo me piden en todos lados “Yo no permito”, porque lo cantó Andrés Calamaro ante treinta mil personas. Pero si estás en el otro lugar, no tenés las ventajas espirituales que yo sí tengo. En una compañía grande soy un esclavo, y acá soy el dueño. Pero no un dueño como ellos, sino uno que se levanta a la mañana y dice: “hoy quiero grabar esto”, y graba esto. Si yo recupero lo que invertí en un disco, o si en algún momento la plata no me alcanza y tengo que recurrir a lo que gano por mis shows o por derechos de autor, es problema mío. No le tengo que rendir cuentas a nadie y es plata de la música que invierto en la música. Empecé a ver los problemas cuando era muy chico. Me decían por ejemplo que un tema era demasiado largo, o que la tapa doble encarecía mucho el disco. He tenido discusiones para incluir una hojita con las letras: ¡me decían que salía muy caro y era un papelito!  La cosa funciona así: un asesor financiero dice que esa hojita, que sale cinco centavos, si venden un millón de discos se convierte en un monto importante. Tiene razón en términos económicos, pero no se puede vivir así, menos cuando se trata de un producto cultural, que tiene sus particularidades y no puede ser juzgado como cualquier otro. Bueno, en la industria discográfica creen que sí. Yo no lo creo y por eso soy independiente. 

¿Cuál es el secreto de un sello independiente?
Sencillo: ganamos menos. Porque lo que yo quiero es que lo tenga más gente. Me da pena que si hay alguien a quien le gusta lo que yo hago no lo pueda tener por el precio. Si costara 300 pesos lo podrían comprar muy pocos. 

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domingo, 11 de septiembre de 2011

Quiero recordar a algunos maestros

Si Maestro es el que enseña entonces quiero recordar personas de las que aprendí como por ejemplo Raúl Quevedo y Tito Serra, que me enseñaron casi todo lo que sé de música cubana y todo lo que vulgarmente se denomina "salsa"; quiero recordar a Guillermo Fuentes Rey, que me enseñó qué carajo es el Jazz, las diferencias entre Miles Davis y Duke Ellington. También quiero recordar a Quique Pesoa porque escuchándolo en aquél mítico "Club 103", allá por 1986 encontré mi vocación por la radio. También porque me enseñó que la radio, si tiene olor a tierra mojada es mejor. También está mi hermano, que me bajó la línea de escuchar cantautores como Cortéz, Serrat, Aznavour y cía y a Juan Carlos y Eduardo Falcón, vecinos de Tres Lomas (vivían enfrente de casa) que escuchaban a Quincy Jones, o Patxi Andión y consumían finos productos literarios y musicales en un pueblo chato, a 500 km de la capital donde los diarios llegaban a los dos días de haber salido. Con ellos aprendí que se puede estar al tanto de muchas cosas si le ponés ganas y mandás a pedir las cosas con el comisionista. A ellos les debo el enterarme que había otra música, otro cine y otra literatura.

Generalmente se llega a ciertos consumos por casualidad, por amistades, por haber tenido la suerte de conocer a ciertas personas que nos abrieron un poquito el zapallo. No es cuestión de plata, no, nada que ver. La mayoría de los ricachones que conozco son lamentablemente brutos. Para consumir música compleja necesitás ciertas condiciones como algún pequeño sobrante de guita, mucho, mucho tiempo para perder, pero fundamentalmente alguien que te diga "Escuchá esto, leé este libro". Esos son para mí los maestros. Acá arriba mencioné algunos, los que se me aparecieron, seguramente hay muchos más.

A todos los abrazo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Una ley lamentable que premia a las empresas discográficas.


Tanto Diego Fischerman, acá, como Litto Nebbia, acá, se refieren a una ley lamentable que aprobó a fin del año pasado la Cámara de Diputados. El tema es que se prolongó de 50 a 70 la propiedad de discos que alguna vez publicaron. Se extiende el derecho de las empresas discográficas, no de los autores. Litto Nebbia es muy claro en su columna: Los Gatos y él, como autor de la mayoría de las obras del grupo, no recibirán ningún tipo de beneficio por esta ley.
(Click acá para seguir leyendo)


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lunes, 29 de septiembre de 2008

"Efecto Jazz": Cómo desafina Martín Caparrós


Han pasado ya algunos días de la publicación de esta nota donde el periodista Martín Caparrós le pide a nuestra presidenta que no se meta con el jazz pues considera que la figura utilizada por la primera mandataria es una gran equivocación ya que, siempre según él, no se puede relacionar a esta música surgida en los arrabales de la sufrida comunidad negra con la explosión de la “economía más central y dominante del planeta”
La verdad es que si de buscar un parangón con la crisis financiera de Estados Unidos se trata, la definición de nuestra presidenta es sencillamente perfecta.
Ya se ha dicho mucho antes que el Jazz es quizá el aporte más importante (el único, sostienen algunos) de Estados Unidos a la humanidad y no nos engañemos: Independientemente de coincidir mucho poquito o nada con Cristina es incontestable que cuando decimos Jazz pensamos en Estados Unidos, así como si decimos Flamenco pensamos en España, si hablamos de Bossa Nova nos figuramos Brasil, si mentamos el Son naturalmente pensamos en Cuba y, sin ir más lejos, toda vez que hablamos de Tango pensamos en Argentina, aunque les duela a los hermanos orientales.
Pero hay más pulpa en esta certera caracterización de Cristina y es cuando ella hace mención a una crisis que estalla en el centro del poder financiero internacional y se expande a la periferia. El Jazz norteamericano siguió ese camino desde su nacimiento, irradiando su potencia desde Estados Unidos al resto del mundo, y sin proponérselo aún en nuestros días sigue siendo la referencia central para todos los músicos que hacen jazz sobre la tierra. Hoy cualquier músico de Europa o la periferia quiere tocar la trompeta como Winton Marsalis, la batería como Dave Weckl y la guitarra como Pat Metheny. Y ni hablar de lo que ha ocurrido en las décadas pasadas donde las referencias para los saxofonistas de cualquier parte del orbe fueron norteamericanos como Lester Young, Coleman Hawkins, Charlie Parker, John Coltrane, Sonny Rollins o Stan Getz. Donde cualquier trompetista siempre quiso tocar como Dizzy Gillespie o Miles Davis. Donde los referentes de los bajistas fueron Jimmy Blanton, Ray Brown o Ron Carter y así sucesivamente en todos los instrumentos, mientras que en lo conceptual, todos los directores de Big Bands abrevaron siempre en el gran Count Basie o en el inconmensurable Duke Ellington y muchos arregladores siguieron los pasos de Gil Evans.
Es cierto que el jazz tiene una innegable impronta negra. Es cierto que muchos de sus genios fueron muy maltratados –quizá los casos del pianista Bud Powell y del monumental saxofonista tenor Lester Young sean los más extremos- pero esto no invalida que como movimiento artístico, el Jazz es innegablemente norteamericano.
Cuando Caparrós describe los problemas de los músicos negros da en la tecla, o toca la nota justa, por decirlo de manera musical. Pero hiere los oídos con una desafinación de principiante cuando no visualiza que esa es una de las tantas contradicciones internas de la gran potencia del norte que no invalidan lo que el Jazz significa para afuera.
El Jazz es rebelde y revolucionario, pero más respecto de la música clásica europea que del capitalismo. El jazz es revolucionario en lo artístico y conlleva la paradoja de que muchas de sus grandes figuras fueron muy transgresoras en materia musical y muy conservadoras en su vida ciudadana. Pero no por ello deja de ser un producto típicamente norteamericano que luego se derramó por el mundo en algunos casos como modelo a imitar y en otros como lenguaje, como forma de abordar el hecho artístico con la mayor libertad posible.
Si será norteamericano que hasta la revolución cubana prohibió tocar jazz en sus primeros años, incurriendo en un error colosal que por supuesto corrigió con el paso del tiempo. Por eso la primera gran agrupación de jazz que surgió durante la revolución, allá por 1967 en la isla se llamó “Orquesta cubana de música moderna” de la que saldrían los músicos como Chucho Valdés, paquito D’Rivera, Carlos Emilio Morales, entre otros, que luego crearían Irakere, el grupo de jazz cubano más importante de las décadas posteriores. Aquél nombre -OCMM- surgió por la prohibición que existía de usar la palabra “jazz”, por considerarla imperialista...
Y ,por supuesto, el jazz no es exclusividad de los negros porque hubo y hay figuras rutilantes blancas como Gerry Mulligan, Stan Getz, Gary Burton, Chick Corea, Benny Goodman, Gene Krupa, Glenn Miller, Stan Kenton, Chet Baker y tantos más. Incluso el mismísimo Miles Davis cometió el error de afirmar que él podría determinar a ciegas que el sonido de los músicos negros se diferenciaba del de los blancos. El crítico Leonard Feather lo desafió y por supuesto Miles pasó un gran papelón. Feather lo sentó en una habitación de espaldas, le fue haciendo escuchar decenas de músicos y Miles tenía que decir “Blanco” o “Negro”. El resultado fue demoledor para Miles, que tuvo que reconocer a regañadientes que su teoría había quedado hecha pedazos.
Si bien el jazz norteamericano procesó en su interior las contradicciones raciales de los Estados Unidos, bueno es reconocer también que ni Miles Davis, ni Louis Armstrong, Duke Ellington o en la actualidad Winton Marsalis renegaron de ser norteamericanos. De ahí que vincular al jazz con ese país, como lo hizo Cristina, es absolutamente pertinente y preciso.
La constante se repite sin cesar: Todo lo que haga o diga Cristina debe ser desacreditado.
Aunque tenga razón

sábado, 1 de diciembre de 2007

Maestros de nuestra música popular: DAMIAN SANCHEZ




Compositor, arreglador y director de coros, Damián Sánchez, graduado en 1977 en violoncello y canto coral en la Universidad Nacional de Cuyo, siempre asumió la incansable misión de rescatar, conocer y difundir el patrimonio musical que identifica la cultura de cada una de las regiones de la Argentina y el resto de los países de Latinoamérica. Nunca fue sólo un ejecutante del instrumento que tanto ama y domina.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

El gordo cantaba...


Apareció Claudio con el cassette del gordo Porcel y casi me muero: Hace mucho que peno por disquerías de usados tras este disco que el gordo hizo allá por 1980 con producción de Mochin Marafioti y arreglos y dirección orquestal del gran “Calandra”, Jorge Calandrelli (Sí, el mismo que luego sería el director de orquesta de Tony Bennett, el mismo que grabó con Cheo Feliciano, el mismo que hizo un homenaje a Piazzolla con Yo Yo Ma, el mismísimo Calandrelli que hoy es uno de los orquestadores mas respetados y cotizados de USA)
Le damos al Play y al toque llega la ratificación: El gordo “cantaba”...
Uno escucha y piensa en el final tórrido de Porcel pero al instante recuerda las carcajadas que le arrancó y se sumerge en un mar de contradicciones y pensamientos enfrentados. Es que el gordo fue muy argentino, con todos los vicios y virtudes criollas.
Gordo reaccionario; gordo que tranzó con la taquería; gordo emocional cuando el Polaco cantaba con su camiseta calamar; gordo a la derecha de Dios en Miami...
Pero cuando te canta “Tu mi delirio”, de César Portillo de la Luz es capaz de arrancarte un perdón, aunque sea por esos pocos minutos que dura la canción. O cuando recrea maravillosamente “De repente” esa obra cumbre del recientemente fallecido maestro venezolano Aldemaro Romero, o ¨Mia” de Armando Manzanero y ni hablar de “Contigo en la distancia”, también de Portillo de la Luz.
Cantar no es nada fácil, y mas aún cantar Boleros. Si no fíjense en Luis Miguel, que grita todo parejito parejito. No señora, así no se canta el bolero, no se confunda. El cuate afina bien, es cierto, pero es como esas minas bonitas a las que una cierta escasez de curvas las vuelven un tanto monótonas ¿me explico?
El cuate no conoce de inflexiones y su expresión es siempre tan altisonante que termina aturdiendo.
Mucho barullo ¿sabe?
Usted puede gritar un poco una letra como “Y” porque es medio una carajeada y ahí se puede levantar la voz medio patoteramente porque se está pasando una factura, pero jamás me puede subir el tonito si lo que me está cantando es “Soy lo prohibido”, fantástico monumento a las peores trampas. ¿Se entiende la idea?
No no no, el bolero es otra cosa: Bolero canta Cheo Feliciano; bolero cantaba el gran Vicentico Valdés o Tito Rodríguez. Y ni hablar de Daniel Riolobos...
En este arte de entender el sentido de las letras para recién luego ver cómo se las interpreta, el maestro Goyeneche dijo alguna vez que “Los mareados” no se puede arrancar a fondo:
(RAAAARAAAAAAAA COOOMOOOOO ENCENNNNNDIIIDAAAAA.....)

dado que es un historia triste, una despedida. Y generalmente no se grita en las despedidas. Bien, esto es lo que pasa con el bolero. Hay que estirar una frase, acortar otra y, fundamentalmente, “decir”, decir mucho, transmitir, contar, pintar.
Y el gordo dice, transmite, cuenta y pinta. Lo hace, eso sí, con un soporte orquestal que si bien delata en algunas pinceladas la firma de Calandrelli, se queda a medio camino. Es como que no se esmeró demasiado. Con arreglos un poco mas audaces el disco hubiera logrado otro brillo dado que el repertorio está bueno y hasta contiene una digna versión de “Si todos fossem iguais a voce”, himno de Tom Jobim y Vinicius.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Dos Gardenias para tí...




Dos Gardenias, el programa dedicado al bolero que Eduardo Aliverti conduce los domingos de 23.00 a 24.00 por Radio Nacional, suma elementos no muy usuales en la radiofonía porteña: Por empezar es un programa que pasa música... y además no aborda al bolero desde ese lugar común que lo asocia a la melosidad dado que pocas cosas se enfrentan tan a menudo a lo meloso como, precisamente, el bolero.
Lamentablemente es usual escuchar en la radio frases del tipo “Vamos a ponernos cachondos y escuchar unos boleros” y a continuación se emite “Nosotros” , esa despedida desoladora, muy poco erotizante por cierto, que escribió el cubano Pedro Junco cuando se enteró que moriría de tuberculosis... No es extraño que suceda esto en un país que practicamente no se enteró de la existencia de Daniel Riolobos, uno de los interpretes mas exquisitos del genero.

Es en este contexto que Dos Gardenias acierta con fino tacto situando al bolero en los tiempos afectivos exactos: La pasión del comienzo, el amargor de la traición y la tristeza del final, etapas donde el bolero mejor hace de las suyas. Alguna vez el gran Tite Curet Alonso, autor de buena parte de los éxitos de La Lupe, Cheo Feliciano y Héctor Lavoe dijo algo así como que no era noticia para el bolero lo bien que le iba a una familia muy normal...
Vale la pena preguntarse si, acaso, existiría el bolero en un mundo exento de pasión y traición ¿no?
Quizá en el programa haya dos elementos que merecen mayor dedicación: Uno, el de la selección musical. Y esto no es una crítica pues conocemos lo difícil que es “saber” de bolero y música tropical en general en Buenos Aires (*)
El otro aspecto es que por momentos suena muy “leído”y eso enfría, quita clima mientras que cuando hay invitados el programa suma calidez.
Independientemente de estas observaciones, esta propuesta de Aliverti y su equipo nos ofrece una vez a la semana (y en repeticiones por Radio Eter) una propuesta inteligente y demuestra que se pueden hacer bellísimos productos sonoros con uno de los géneros más bellos y originales de nuestro continente.





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(*) Lamentablemente aquí el bolero nos llegó muy “mexicanizado” y eso ha influido para que nos haya resultado complejo conocer la gran cantidad de artistas que lo han honrado fuera del territorio azteca.
En líneas generales nos llegó todo lo que irradiaba México y eso tiene sus costos. Indudablemente buena parte de las mejores plumas están allí, pero tanto Lara, tanto Los Panchos, tanto Pedro Vargas opacó otras expresiones del género que básicamente provenían de Cuba, Puerto Rico y Nueva York y probablemente se haya debido a manejos de la industria discográfica. Por ejemplo, la música tropical hecha en Nueva York, no logró trascender los límites del ghetto, entonces, sin ir mas lejos, voces como la de Graciela, la hermana del gran Machito, virtualmente no trascendieron los límites del Barrio y algo similar ocurrió con la gran cantidad de orquestas y solistas básicamente de origen cubano y puertorriqueño que desplegaban buena parte de su actividad en la Gran Manzana.
Aquí nos llegó, entonces, un bolero musicalmente muy mexicanizado. Esto es: Esmerilado rítmica e instrumentalmente, con la percusión en un segundo plano cuando es un componente central de su génesis rítmica y sonora.
Hay un disco en vivo grabado por el gigante Pedro Vargas en el Carnegie Hall que sirve de ejemplo: La orquesta, dirigida por Chucho Zarzosa, es soberbia, pero el set de percusión está tomado a lo lejos con lo cual queda subalternizado y casi inaudible.
Esta es quizá la gran crítica que se le puede hacer a México en su tratamiento de este ritmo. Porque un bolero sin la percusión al frente se desnaturaliza. Es como si en el tango mandáramos la línea de bandoneones al fondo. Todo un crimen.
Chico Novarro ha contado que, a veces, para que las discográficas no le rebotaran propuestas, le sacaba los bongoes a sus boleros y los retocaba en lo rítmico, disfrazándolos un poco de baladas. ¿Quizá este razonamiento fue practicado antes en la tierra de Alvaro Carrillo para que “el mercado” no rechazara un género que se creía vetusto?
Otro elemento que juega en esto de la mutilación rítmica e instrumental del bolero es el famoso disco que en la década del sesenta edita el puertorriqueño Tito Rodríguez con arreglos y dirección orquestal de Leroy Holmes: "From Tito Rodríguez With Love". Ese disco, el que contiene la inolvidable versión de “Inolvidable”, se transformó en un suceso en toda América y en lo instrumental se caracteriza por la preeminencia de las cuerdas y la subalternación de la percusión. Vaya paradoja la de Rodríguez, quien luego de haber protagonizado los momentos más gloriosos de la música tropical, en la época del Mambo y el cha cha cha, al frente de una orquesta que supo contar entre sus miembros nada menos que al gran Cachao, a René Hernández o Vitín Paz, haya elegido un camino que le granjeó muchos dólares pero lo estancó artísticamente.
Otro elemento que nos alejó a los argentinos no solo del bolero sino del complejo de la música tropical es que la industria discográfica se volcó de lleno en los sesentas al rock y Pop. Ello representó que dejaran de llegar sonidos del caribe. Todo el auge de la Salsa, por ejemplo, que va desde mediados de la década del sesenta hasta fines de los setenta, aquí paso absolutamente desapercibido. Recién en 1982 el negro Guerrero Marthineitz comenzó a difundir “Pedro Navaja” del album “Siembra” que Rubén Blades y Willie Colón habían editado en 1978...
Está el caso de La Lupe, a quien recién descubrimos en las películas de Almodóvar cuando ya en 1965 era una estrella rutilante en toda América latina cantando con la orquesta de Tito Puente.

(Este tema es fascinante y probablemente será vuelto a tratar en otro post.)

jueves, 1 de noviembre de 2007

César Pradines desafina


Hace unos meses el pianista Jorge Navarro publicó una solicitada respondiendo a una crítica realizada por César Pradines, el encargado de cubrir la actividad vinculada al Jazz del diario La Nación. En un comienzo pensé que un músico de la talla de “Pampero” no debía entrar en ese terreno pues su trayectoria vale mucho más que unas pocas líneas nacidas de la ignorancia de un escriba a sueldo. Pero luego, cuando me interioricé comprobé que la ira de Navarro era harto justificada y que no era mas que la consecuencia de largos entredichos entre el ambiente del Jazz y el periodista. Lo concreto es que el hombre de La Nación, preso de sus rústicos conocimientos en la materia, había tratado muy mal a Navarro en una crónica de un recital donde el pianista tocó con el combo del saxofonista norteamericano James Moody.

La solicitada puso sobre el tapete una sorda discusión que se viene librando en el ambiente jazzero de Buenos Aires. Siendo La Nación el diario que tiene el suplemento de Espectáculos mas completo, incluyendo un muy buen espacio dedicado al Jazz, su importancia en el ambiente musical no es desdeñable. En este contexto la figura de Pradines comenzó a ser objeto de muchos dimes y diretes. Que si presencia efectivamente todos los espectáculos sobre los que escribe; que si verdaderamente “escucha” dado que en ciertos lugares se lo ve disfrutar en demasía de la comida sin dar muestras de interés por la música que en ese preciso instante se está ejecutando...Lo concreto, mas allá de estas cuestiones, es que el Jazz, que tiene una larguísima y riquísima tradición en nuestro país y por ende cuenta con una pléyade de amantes con sólidos conocimientos, no es una materia para “tocar de oído cuando se es un poco sordo”, afección que parece sufrir este periodista que la pifia cada dos por tres: Puede escribir impunemente que el legendario pianista de Latin jazz Eddie Palmieri es “Saxofonista”, o llamar al gran pianista Thad Jones como “That” y tantísimas bestialidades por el estilo.
Así las cosas, se empezó a generar una corriente de opinión realmente importante en su contra y lo novedoso es que haya cobrado tanta fuerza. Si hasta se creó un blog donde diariamente los fanáticos desenmascaran uno a uno los yerros del periodista en cuestión.
Claro, quizá esto no sucedió tiempo atrás pues no existían instrumentos de comunicación como los que tenemos ahora. Habría que ver si en la historia del Jazz en Argentina algún crítico logró cosechar tantas broncas, o definitivamente habría que investigar si en la historia del periodismo escrito en nuestra tierra algún diario importante tuvo como especialista en Jazz a un periodista tan poco instruido.
No se han generado, sin ir mas lejos, blogs que critiquen a especialistas como Diego Fischerman, de Página/12 o Federico Monjeau, de Clarín.
Otro aspecto que no deja de llamar la atención es que el diario no haya tomado alguna medida al respecto dado que las falencias de Pradines son verdaderamente fabulosas. Estaría bueno que, ya que se le brinda un buen espacio al Jazz, no se lo maltrate tanto.

miércoles, 31 de octubre de 2007

La música en las grandes radios


Hubo épocas donde se escuchaba buena música en la radio. Aquella radio de “Buenas Noches Buena Música” del inolvidable Miguel Angel Merellano; aquellos tiempos donde desde Los Trovadores hasta Sarah Vaughan pasando por Sergio Mendes y Burt Bacharach, la radio era, además de difusora de buena música, formadora de “orejas”. Uno aprendía a escuchar música con Carrizo, Larrea, el peruano, Raúl Calviño, Blackie, etc.
Es que la música era parte de los contenidos de la radiofonía y hasta llegó a haber especialistas que hacían columnas en diversos programas. Pero de eso nada queda.
Hoy, a lo sumo, se puede escuchar alguna columna de Mariano Del Mazo en Radio Mitre, o los típicos momentos musicales que sigue haciendo Héctor Larrea en su programa de Radio Nacional, pero no mucho más que eso hay en las emisoras líderes de amplitud modulada. La música se usa ahora como “separador” entre bloque y bloque. Antes era casi imposible escuchar a un conductor de radio decir “Vamos a un tema musical”, porque esa frase delata que ese conductor no tiene la mas mínima idea de lo que va a sonar a continuación y eso en radio es una herejía. Nadie que ame la radio, nadie que la valore como medio puede jamás incurrir en tamaña vulgaridad.
Un conductor de radio que se precie DEBE saber qué tema musical presenta y hasta tener conocimientos básicos de la canción que se va a escuchar.
En las grandes emisoras lo poco que se escucha generalmente está ligado a la promoción (chivos) de las discográficas. La típica vuelta de la tanda o el informativo con 45 seg del “Hit” del momento.
En ciertos horarios marginales empezó a campear la costumbre de armar programas del recuerdo que están mal hechos, básicamente por el escaso conocimiento que tienen conductores y productores de la música de los 50 y los 60 y porque ya casi no quedan musicalizadores. Hasta los noventa algunas emisoras los mantenían (no tengo información de última hora pero a juzgar por lo que suena, da la impresión que no)
Cierto es que si uno se desvela un domingo a las cuatro de la mañana por ahí lo encuentra al Nano Herrera con sus programas de Jazz, o que si tiene la suerte de sintonizar FM Palermo puede escuchar “La Gua Gua”, el excelente programa de José Luis Ajzenmesser, o puede encontrarlo a Ricardo Horvat con su “Café Bar Billares” y una propuesta tanguera para nada retardataria en la 530, “La Voz de las Madres”, o si le gusta el folklore y logra sintonizar “La Folklórica” puede escuchar algunas buenas propuestas, pero hay que caminar mucho el dial a toda hora y rogar que determinadas radios se puedan sintonizar bien. La cuestión es que en las emisoras de mayor poder de penetración la música virtualmente desapareció.
Es que con la debacle de esta radio hecha por productores y conducida por periodistas venidos de la prensa escrita ya no hay lugar para la música. Quizá esto esté ligado a que, lamentablemente, ya casi ha desaparecido el ritual de reunirse “para” escuchar música. Parece un gran contrasentido que cuanto mas acceso se tiene a la música (Internet) menos se la disfruta.
Ya no se dan esas reuniones donde cada uno llevaba su Long Play y se armaba una escuchada colectiva. En esos tiempos, “Ese tema” que tanto te gustaba lo podías escuchar quizá únicamente en esas reuniones donde tu amigo tenía la fortuna de poseer ese disco de tus sueños. Ahora te lo bajás en un rato y quizá no lo escuchás al instante porque el saber que ya lo tienes atenúa la ansiedad.
Mi infancia transcurrió a 500 Km de la capital y allí sólo se sintonizaban Continental, Rivadavia, Municipal y Mitre, mientras que por la noche entraba como un caño El Mundo (Donde, dicho sea de paso, Julio Márbiz hizo la mejor etapa de “Argentinísima” desde “El Estudio Mayor” de LR1) y puedo decir que nombres como Ella Fitzgerald; Oscar Peterson; Mina; Edith Piaf; Amalia Rodríguez; Gilbert Becaud; Los Cinco del Norte; Chabuca Granda o Tom Jobim los escuché por primera vez en la radio, en esa radio de la década del sesenta. ¿Algún pibe, hoy, puede escuchar música de calidad en esas AM?

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