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lunes, 10 de enero de 2011

María Elena Walsh y Atahualpa Yupanqui



Lo acabo de poner en Twitter y creo que es así, que la obra de María Elena Walsh tiene una importancia similar a la de Atahualpa Yupanqui. Creo que son por lejos los dos autores más prolíficos y trascendentales de nuestra música popular. Busco y rebusco en la memoria y no encuentro figuras que se les arrimen tanto en calidad como en cantidad. Incluso Don Ata tiene muchas obras en dúo donde él puso sólo la música o la letra. En el caso de María Elena es siempre ella sola la que se encarga de las dos cosas. Por ahí cerca vienen Eladia Blázquez, León Gieco, Chico Novarro, Charly García y Teresa Parodi (y perdón si en el  apuro se me escapa algún otro) pero ninguno llega, a mi modo de ver, al nivel de estas dos figuras.

No se trata de establecer una competencia ni de juzgar por gustos sino de cotejar las dimensión de la obra de un compositor. En el caso de María Elena Walsh, además de su obra para niños nos chocamos con puñados de himnos que musicalizaron la vida nacional de los últimos cuarenta años. Ahí está "Como la cigarra", "Serenata para la tierra de uno", "Barco Quieto", "Sábana y mantel", "Mis ganas", "El valle y el volcán", "El 45" "Vals Municipal", Campana de palo", "Canción de caminantes", "Los ejecutivos", "El reino del revés", "Oración a la justicia", "El viejo varieté"...

Podría seguir enumerando letras y músicas con las que hemos crecido. María Elena siempre estuvo ahí, en la radio, en la obra de los grandes cantores populares. Costumbrista hasta el tuétano como cuando en "Barco quieto" dice "Tanto anochecer con olor a comida". Argentina de punta a punta, que le cantó a las profesiones y oficios, que musicalizó sus penas de amores. Integrante de ese trío de gloriosas compositoras junto a Violeta Parra y Chabuca Granda.

Y otra tía que se nos va, otra de esas figuras que ya estaba cuando llegamos al mundo, como Troilo, como Tejada Gómez, como Mercedes Sosa, como Piazzolla, como Borges. Y esa soledad que nos toma, esa intemperie, esa contemporaneidad con los Abonizio, con los Fandermole, con los que vienen detrás. Esa sensación de estar en la rueda y ver que todo pasa y que algún día uno también quedará en el camino.

Lo único que atenúa el dolor es su avanzada edad y los discos, que están ahí para revivirla cuando se nos antoje.

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Gracias María Elena

CANCION DE CUNA PARA GOBERNANTE

Duerme tranquilamente que viene un sable
a vigilar tu sueño de gobernante.
América te acuna como una madre
con un brazo de rabia y otro de sangre.
Duerme con aspavientos, duerme y no mandes
que ya te están velando los estudiantes.
Duerme mientras arriba lloran las aves
y el lucero trabaja para la cárcel.


Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie,
parece que no quieren que tú descanses.
Rozan con penas chicas tu sueño grande.
Cuando no piden casas, pretenden panes.
Gritan junto a tu cuna.
No te levantes aunque su grito diga: «Oíd, mortales».
Duermete oficialmente, sin preocuparte,
que sólo algunas piedras son responsables.
Que ya te están velando los estudiantes
y los lirios del campo no tienen hambre.
Y el lucero trabaja para la cárcel.


COMO LA CIGARRA

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aqui
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

EL 45


Te acordás hermana qué tiempos aquellos,
la vida nos daba la misma lección.
En la primavera del 45
tenias quince años lo mismo que yo.

Te acordás hermana de aquellos cadetes,
del primer bolero y el té en El Galeon
cuando los domingos la lluvia traía
la voz de Bing Crosby y un verso de amor.

Te acordás de la Plaza de Mayo
cuando «el que te dije» salía al balcón.
Tanto cambió todo que el sol de la infancia
de golpe y porrazo se nos alunó.

Te acordás hermana qué tiempos de seca
cuando un pobre peso daba un estirón
y al pagarnos toda una edad de rabonas
valia más vida que un millón de hoy.Te acordás hermana que desde muy lejos
un olor a espanto nos enloqueció:
era de Hiroshima donde tantas chicas
tenían quince años como vos y yo.

Te acordás que más tarde la vida
vino en tacos altos y nos separó.
Ya no compartimos el mismo tranvía,
sólo nos reúne la buena de Dios.

Y por tantísimas obras más...

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