Ahora que todo el mundo elogia el editorial de Vladimir Putin en The New York Time, me vienen a la cabeza notas de la semana pasada como ésta:
Por supuesto, no le van a reconocer a nuestra presidenta que en la reunión del G-20 ubicó al país del lado de la racionalidad y el diálogo, a la mayor distancia posible de una nueva aventura belicista de esas a las que nos tiene acostumbrado Estados Unidos.