Un país es una suma de pactos que garantizan su
funcionamiento. Los pactos no son ni buenos ni malos, existen y punto.
Generalmente se establecieron hace años y son producto de acuerdos secretos,
una suerte paz gansteril pero paz al fin que está siendo violada no por un
actor externo, por un invasor, no. La paz está siendo alterada por la
irresponsabilidad de un puñado de herederos que no tienen la más mínima
conciencia de lo que hacen y para colmo alientan a una barra de comunicadores
plebeyos que en su afán de lujo y placer van a las radios y los canales a
vocear proclamas sin saber que están escupiendo hacia arriba. El viejo
entramado que funcionó aceptablemente para administrar los negocios vuela en
mil pedazos pero no hay una nueva casta pronta a ejecutar el reemplazo, una vez
que se disipe el humo quedarán los restos de una alianza dominante pero no
estará el vencedor erguido para hacerse cargo de la reconstrucción a su manera.
Nos acercamos alegremente a un diciembre de 2001 pero peor aún pues lo que quedará
para la reconstrucción será lo mejor de lo mismo, con suerte, no una revolución
ni un cambio de reglas.
¿Quién gana en este derrumbe? ¿Quién?
A muchos les podrá parecer que esta explosión generada por
irresponsables puede parir un nuevo tiempo popular y la verdad, enternecen.
Muchos creen que ver a Roggio y a los capos de Techint desfilando ante un juez
nacido de acuerdos con la política de 20 años atrás es gratis y saludable. Por
cierto que no viene mal verlos olfatear el olor apestoso de los juzgados, pero
creer que ello es el triunfo de las masas populares...
La observación de la realidad con la suficiente distancia
indica que si es necesario hacer volar al mismísimo presidente e instalar en su
reemplazo algún garante que aplaque los ánimos y genere nuevas instancias de
rosca para sellar nuevos pactos no les temblará el pulso. Son sus culos los que
han quedado expuestos por un puñado de irresponsables a los que se les dio por
jugar a la política con cosas que no tienen repuesto.
Ahí están en un todos contra todos mientras el pueblo
trabajador llora en silencio implorando un cacho de paz y una tregua para lo
que siente como un saqueo cotidiano a lo más preciado que es la comida y por
eso ese pueblo profundo no dudará en acompañar a quien se comprometa a
garantizarle algo de pan y por ende de paz.
En estos días ¿hoy? puede pasar cualquier cosa porque se han
roto todos los códigos dentro del palacio y se están tirando con munición
gruesa entre ellos mismos. Parece mentira ver a los ganadores eternos en
un todos contra todos demencial y eso
está sucediendo ante nuestros ojos. Si tenemos capacidad para comprender la
profundidad de esta implosión y leer adecuadamente sus características
estaremos un par de pasos adelantados en la senda de la recuperación de un poco
de calidad de vida para el conjunto. No soñemos revoluciones ni tomas de la
Bastilla, seamos precavidos, seamos conservadores en el deseo de cambios. Ninguno
de los que salgan victoriosos será aliado para siempre, más temprano que tarde
nos traicionará. Lo importante o mejor dicho lo determinante es ver cómo se
emprolija nuevamente el poder sabiendo que emprolijar en política significa no
mucho más que sanear, curar y vendar. Se nos está cayendo una rosca de décadas
ante nuestras narices y vemos a los ricachones hasta las manos delatando,
admitiendo, negociando libertades ante Bonadío!!!!
Es de no creer. Coppola se
haría un festín en esta Argentina del 14 de agosto de 2018