el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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miércoles, 31 de marzo de 2010

31/ 03: AMASALA


En general, entre que sale un libro y que yo lo leo y lo reseño pasan más o menos cuatro meses. Hoy no me puedo dar ese lujo. Amasala salió hace poquitas horas y yo estoy tan cebado que no puedo leer otra cosa y mucho menos analizarla como para escribir una reseña.
Amasala es otra salvajada de Gustavo Sala, el genio que pasó del under marplatense a la Comiqueando y de ahí a la conquista del Universo. En estas páginas nos reencontramos con algunas historietas de la Comicu Clásica, varias que ya habían sido recopiladas en el hoy mítico FalSALArma (es más fácil encontrar el Santo Grial o un macrista honesto que un ejemplar de FalSALArma), material de Vagina Joe y cositas dispersas de Fierro, Lule le Lele, revistas y fanzines de España y muchos medios más que cuentan con el siempre atractivo aporte de Gustavo.
Me gustaría agarrar para el lado menos explorado, que es el del dibujo. Casi nadie habla del dibujo de Gustavo y es lógico, porque a todos nos detona el cerebro su humor, su universo bizarro y retorcido donde los tipos se llaman Ricardo, Mauricio o Aníbal, donde puede pasar cualquier cosa y cualquiera puede transformarse en cualquier cosa y terminar penetrado por cualquier otra cosa. Eso es genial y sobre todo es original. Queda claro cuando otros autores más jóvenes tratan de imitar a Gustavo: uno al toque reconoce los “salismos”, porque ya son marcas de fábrica.
Pero el dibujo es todavía más difícil de imitar. Gustavo viene de la tradición española de Ibáñez y Vázquez, mezclada en un cóctel obsceno con los autores yankis más kilomberos, básicamente Crumb y Bagge. A todo eso hay que sumarle un elemento más (que subraya con habitual precisión el maestro Juan Sasturain en el texto con que abre Bola Triste): la compulsión de Sala por no dejar espacios vacíos, por dibujar hasta el último rincón de la viñeta en un despliegue de agorafobia al que acompaña a la perfección el trazo jugado y pulentoso del marplatense. Cualquiera que lo trate de copiar se cansa a la mitad de la segunda viñeta.
La posibilidad de ver en un sólo libro trabajos que van de fines de los ´90 hasta hoy nos sirve como testimonio elocuente de cómo Gustavo se afianzó en un estilo, qué cosas dejó de hacer, cuáles perfeccionó, a cuáles vuelve cada vez que no se le ocurre nada mejor. Hoy las guarradas causan el triple de gracia, porque se nota que están puestas ahí por un super-profesional, no por un pichi que sólo sabe hacer eso y al que si lo sacás de los chistes de pija y concha queda más perdido que José Luis Perales desde que se separaron los Redondos. Gustavo vuelve todo el tiempo a la pija, la concha, los fetos abortados, las acabadas en la cara y la gente que caga sandwiches de milanesa o abogados, pero no porque no pueda ir más allá, sino porque adoptó esas temáticas como propias y porque siempre le encuentra la vuelta para que el chiste sea brillante. Por si cabe alguna duda, en paralelo hace chistes sobre estrellas de la música en Bife Angosto, y durante un par de años contó las simpáticas aventuras de un nene y su robot en las páginas de Genios. Y sí, fuera de las atrocidades sexuales o escatológicas también le fue muy, pero muy bien.
En fin, si te gustan los chistes asquerosos, con pedofilia, necrofilia, zoofilia, incestos y Fabián Gianola, ya sabés que en Argentina hay un historietista de la San Puta, capaz de darte una sobredosis de todo eso y lograr que te rías a carcajadas aunque te estés agarrando un huevo con la puerta. Amasala te da la posibilidad de capturar muchas de esas joyas sueltas de Sala y conservarlas en tu biblioteca, hasta que te mandes la boludez de prestarlo. Sabelo: NADIE devuelve un libro de Gustavo Sala.
Y ya que estoy, el chivo: conseguilo por sólo $ 20 en las mejores comiquerías del país.