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martes, 15 de mayo de 2012

15/ 05: HELLBLAZER: LADY CONSTANTINE

Antes de seguir avanzando con los libros de Hellblazer de Peter Milligan, clavo un rato el freno para ponerme al día con este y otro recopilatorio de miniseries accesorias, de sagas a los costados de las sagas, que en su momento pasé por alto. Esta miniserie de Lady Constantine, por ejemplo, es tan vieja que tiene cuatro episodios. Ya no hay más miniseries de cuatro episodios, incluso son infrecuentes los arcos argumentales de cuatro episodios dentro de las series regulares.
Y en una de esas me arrepiento con el correr de la reseña, pero de entrada, de arremetida, creo que lo mejor que tiene Lady Constantine es que es corta, que no hay tiempo para la franela, el chamuyo, la estirada. La escribe Andy Diggle (antes de convertirse en guionista de la serie mensual de John) y se lee como las historietas de los ´80, con ese ritmo menos descomprimido, en el que 88 páginas alcanzaban para que pasaran miles de cosas.
Acá, sin ir más lejos, vemos como Johanna Constantine obtiene su título de nobleza, su mansión y su fortuna, en medio de un conflicto místico importante, definitivo, que la lleva a vivir una aventura al límite y realizar un sacrificio de esos que no tienen vuelta atrás. Además, el objeto místico y la villana en torno a los que gira la faceta más épica de la obra tienen su espacio para ser perfectamente explicados, y hay por lo menos tres personajes más (secundarios, claro) que llegan a desarrollarse y a obtener un lucimiento considerable. Esto se escribió hace apenas 9 años, pero no tiene nada que ver –siempre hablando del ritmo del relato, no?- con nada de lo que se publica hoy en día.
Toda esta inverosímil proeza de Diggle serviría para poco si la historia fuera chota, si el final fuera cualquier fruta o si la protagonista se quedara en el estereotipo (bastante repulsivo, por cierto) de la perra dispuesta a todo con tal de acumular poder y riquezas. Por suerte la trama planteada por el guionista no derrapa en ningún momento y a pesar de la moral sumamente elástica que exhibe Johanna, queda muy claro que lo que sucede sobre el final (no te lo pudo contar, sorry) la afecta y la cambia para siempre.
Y otra cosa espectacular de este guión de Diggle que hoy no se podría hacer: este es un comic re-de universo! No sólo nos cuenta eventos cruciales en la vida de un antepasado de John Constantine: también incluye sutiles referencias a la saga de Sandman, y uno de los personajes secundarios con más chapa es... Swamp Thing! Bah, en realidad no; es el Elemental del Verde de 1785, una criatura vegetal con fisonomía humanoide y poderes parecidos a los de Swamp Thing llamado Jack-in-the-Green. O sea que si sos fan de Vertigo, esto tiene un ganchito extra muy, muy atractivo.
Otro acierto de Lady Constantine es el gran trabajo del croata Goran Sudzuka en lápices y tintas. Desde que aterrizó en Vertigo allá por el 2000, Sudzuka no paró de mejorar como dibujante y encima arrancó en un nivel muy alto. Sin ocultar en lo más mínimo su devoción por los artistas rioplatenses Eduardo Barreto y Ernesto García Seijas (no hay dibujantes croatas que no tengan como fetiches sacrosantos a por lo menos un dibujante argento), Sudzuka pone su sólida formación clásica al servicio de una aventura que lo estimula a zarparse y a imaginar una plétora de criaturas bizarras, aunque sin descuidar la ambientación histórica ni las expresiones faciales. Como siempre, el grosso hace todo más que bien. La colorista Patricia Mulvihill acompaña dignamente y el que se luce es –mirá qué fumado- el letrista, el también croata Robert Solanovic, dueño y señor de varias tipografías muy personales, vibrantes y todo lo bellas que pueden ser las tipografías. No sé si rotula a mano o con computadora, pero la rompe.
Lady Constantine, entonces, se lee rápido pero se lee bien. Y encima se ve MUY bien. Se puede seguir viviendo con total felicidad sin leerla, pero tengo el deber moral de recomendársela a los fans de John Constantine, de Vertigo en general, de Andy Diggle o de Goran Sudzuka (debemos ser 14, como la hinchada de Ferro, pero bue...). Barcos piratas, criaturas del averno, runfla política, machaca mística, un lindo garche, muy buenos diálogos... Se puede pedir más, pero no mucho.