el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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sábado, 15 de abril de 2023

HOY, TRES RESEÑAS

Cuando por fin encontré un rato para sentarme a escribir reseñas, son tres los libros ya leídos que se me acumularon. En el año 2000, el diario barcelonés El Periódico publicó a lo largo de 44 días en pleno verano boreal una tira doble (el formato que hoy utiliza Gaturro en La Nación) llamada Paula, para la cual se volvieron a juntar el guionista Xavier Roca y el genial dibujante Alfonso López, que ya habían trabajado juntos en series como Alex Cunillera (Ático Tercera). Todo el material que realizó la dupla a lo largo de ese verano reapareció en un lujoso libro de tapa dura en 2005 y yo tuve la suerte de conseguirlo el año pasado. Paula es una tira muy breve pero realmente brillante. Los autores hacen gala de un humor ácido, al hueso, que satiriza sin piedad a adolescentes (Paula tiene 18 años) y adultos, que anticipa los niveles zarpados de alienación que nos van a producir los celulares y los videojuegos, y que -sobre todo- juega con la precariedad laboral que aflige a los jóvenes españoles hace ya varias décadas. Trabajos espantosos donde los patrones te explotan sin piedad, te rajan sin indemnización cuando se les da la gana y tenés menos gratificaciones que juntando estiércol con la boca en un chiquero. Pero los pibes y pibas se quieren pagar el escabio, las salidas con chongos o los estudios, entonces van y laburan mil horas por chaucha y palito en pleno verano, en una Barcelona vital, dinámica, llena de opciones para divertirse (si las podés pagar, claro). También hay un gran elenco de personajes secundarios, amigas, padres, un noviecito... pero el tema central es ese: ya no somos nenes, tenemos que generar un ingreso a como dé lugar y las opciones son estas, una más horrenda y frustrante que la otra. Y todas pagan igual de mal. Algunas tiras te invitan más a reflexionar que a cagarte de risa, pero el tono de comedia está muy bien logrado y Roca tiene la pericia suficiente para no jugarse todas las fichas al remate en la viñeta final: a lo largo de cada uno de los breves relatos hay varios chistes en los diálogos, que funcionan muy bien. Y claro, lo que hace a Paula una lectura indispensable es el dibujo de Alfonso López, un autor al que banco a muerte y al que le compro cualquier cosa, porque lo considero uno de los más grandes historietistas que están vivos y trabajando en la actualidad. Ese pulso vital que exhibe la ciudad, ese tono de comedia, y muchos logros más que pueden apreciarse en estas 44 tiras llegan de la mano del trazo fluido, sintético y recontra-expresivo de López. Esas pinceladas sueltas, que cambian de grosor sobre la marcha y te hacen acordar todo el tiempo a Yves Chaland son apenas una de las características del inigualable dibujo de este genio. López tira unas perspectivas increíbles, unos personajes que actúan y se mueven con una gracia irrepetible y un tratamiento del color precioso (o dos, porque en las pocas entregas en las que el chiste consiste en una única viñeta, Alfonso ensaya una técnica mucho más pictórica, que le sale perfecto). No sé si esto será fácil de conseguir hoy en día, pero yo lo encontré acá, en Buenos Aires, juntando polvo en el depósito de una distribuidora. Lo recomiendo muchísimo a los fans de la comedia costumbrista y la sátira social. Y sigo militando para que más gente se haga fan de Alfonso López, capo total.
Che, ¿puede ser que el Vol.7 de Saga sea el mejor de la serie? No sé, pero creo que hasta ahora fue el que más me gustó. Acá me encuentro con Brian K. Vaughan y Fiona Staples afiladísimos, recontra asentados cada uno en su estilo, y además con la sana intención de narrar una historia de seis episodios que, si bien es parte de una serie larguísima, funciona muy bien como arco autoconclusivo, y hasta se lo podés dar a alguien que jamás leyó Saga. Hay algún que otro sub-plot que viene de arrastre de tomos anteriores, pero el núcleo de la trama está perfectamente presentado, desarrollado y resuelto en estas páginas. A lo largo de esta trepidante aventura llena de acción, tiros, espadazos, machaca y muertes tremendas de personajes a los que uno llegó a querer fuerte, Vaughan explora el tema de los refugiados políticos, de esa gente que tiene la mala suerte de vivir en un territorio que lleva décadas en medio de una guerra, y depende de la ayuda externa para sobrevivir. No hace falta irse "a long, long time ago, to a galaxy far away" para encontrar ejemplos, y Vaughan no oculta en ningún momento que está usando a estos bichos alienígenas para hablar de conflictos de los que sufren todos los días africanos, palestinos, haitianos, etc.. La crisis humanitaria generada por las guerras está en primer plano y Marko, Alana y su familia se ven interpelados por el dolor y las carencias de quienes la sufren en carne propia... mientras sigue el acoso por parte de los perseguidores que los quieren liquidar. Con todo esto y con unos diálogos magníficos, se arma un Vol.7 apasionante, tenso como el tiempo suplementario de la final contra Francia, con golpes al corazón del lector, desarrollo para un montón de personajes (principales y secundarios) y un trabajo descollante de Staples en el dibujo y el color. Tengo un tomo más de Saga en la pila de los pendientes, que ojalá esté a este mismo nivel, porque la verdad que con este tomo la pasé bárbaro. Esto es ciencia ficción de la buena, con mucho huevo, mucho corazón, sexo, puteadas, bajada de línea siempre para el lado correcto y unos dibujos de la hiper-concha de Dios. Un lujo.
Y vamos con otra saga, La Saga de los Distintos, cuya tercera entrega se titula "Reptil en el Reino de las Aves" y cuenta básicamente eso. En su trabajo más reciente (editado a fines de 2022), el inmenso Chanti nos cuenta qué pasó con la víbora a la que la gran tormenta que sacudió a Animalia desplazó a una tierra desconocida, habitada por todo tipo de pájaros. La víbora será confundida con un gusano amarillo extra-large y -lo más importante- utilizada con fines políticos por un gobierno que se da cuenta de los beneficios de tener engañada a la población. -Pará, ¿no es un comic para chicos?. Sí, pero Chanti apuesta fuerte y crea una historia acerca del oscurantismo, el engaño y la manipulación de la verdad por parte de los poderosos para expandir su poder. Un relato de una profundidad asombrosa, ágil, conmovedor y potente como pocos. El dibujo sintético, prolijito y amistoso de Chanti te puede descolocar y hacerte creer que vas a leer algo 100% humorístico, o pueril, o incluso pavote. Nada que ver. Reptil en el Reino de las Aves, además de ese dibujo exquisito y ese despliegue fascinante en la puesta en página y el armado de las secuencias, es una historieta para pensar, para abrirle la cabeza a los más chicos desde temprano. ¿Qué es la verdad? ¿La que nos baja quién? ¿Y a ese quién se la revela? ¿Y si en realidad es mentira? ¿Y si en realidad es todo una farsa para someter, excluir o discriminar a muchos en beneficio de unos pocos que quieren todo para ellos? Chanti se mete a fondo con eso: el choque entre especies tan distintas como la víbora y el cóndor es apenas una excusa para contar el choque entre relato y realidad, entre lo que los poderosos quieren que creamos y lo que efectivamente sucede. El resultado es un álbum breve (50 páginas de historieta) pero intenso, emotivo y atrevido en el mejor sentido posible: el de enseñarle a los chicos a cuestionar el discurso hegemónico. Nunca había leído La Saga de los Distintos, pero ahora la quiero completar. Si todos los álbumes son así, habría que ponerlos como lectura obligatoria en todas las escuelas del país. Y esto es todo por hoy. Nos reencontramos la semana que viene, con nuevas reseñas acá en el blog.

sábado, 10 de abril de 2021

5 al 11 de ABRIL

Otra semana en la que me pude liquidar sólo dos libros, pero uno es un brutal masacote de 432 páginas. Dicha bestialidad incluye los 16 números de la única serie regular que protagonizó Zatanna (justo antes del reboot de DC de 2011), más una historia corta de un especial de Halloween, más Everyday Magic, aquel extraño (escaso y muy cotizado) prestige que había salido en Vertigo allá por 2003. No entendí bien con qué criterio se decidió que esa publicación fuera de Vertigo y no de DC… tal vez para que pudiera aparecer John Constantine, que en aquel entonces no interactuaba con los superhéroes del DCU… Lo cierto es que ni Everyday Magic ni nada de lo que escribió Paul Dini para la serie regular me pareció demasiado notable. Está bien, es entretenido, demuestra cariño por el personaje y un cierto respeto por su larguísima historia, pero no hay esos giros, o esos desarrollos que te parten la cabeza y te dejan con la intriga de “cómo no se le ocurrió antes a ningún otro guionista”. Creo que el arquito que más me gustó fue el del titiritero malvado, y después me pareció bastante interesante un unitario escrito por Derek Fridolfs, en el que Zatanna no puede usar sus cuerdas vocales, lo cual la deja prácticamente sin acceso a sus poderes mágicos. Todo lo demás, va de lo aceptable a lo flojito, con varias escalas en obviedades y lugares comunes. Y además Paul Dini (que pareciera ser el principal argumento de ventas del libro) desaparece en un momento de la serie regular sin resolver nunca el plot del regreso de Brother Night, un intento frustrado por crearle algo así como un archienemigo a la hija de Giovanni Zatara. Al final, queda la sensación de que la serie se disolvió, se fue esfumando de a poco y ya al final DC la publicaba sólo para no cancelarla un par de meses antes del relanzamiento de toda la línea heroica de la editorial. Probablemente lo mejor que tiene la serie es que es totalmente reader-friendly y 100% autocontenida, es decir, no le meten crossovers con otras colecciones, ni requiere ninguna lectura previa para entender lo que pasa. En ese sentido, si no fuera por la constante rotación de autores, casi parecería un comic independiente de los años ´80. Entre los muchos dibujantes que meten mano en esta ingente cantidad de páginas, me quedo con Jesús Saiz, y sobre todo con Cliff Chiang, que es el único que parece no participar del concurso “a ver quién dibuja a la Zatanna más tetona”. Entre los demás, hay mejores y peores, pero ninguno me llamó demasiado la atención, más allá de este detalle de llevar a límites insospechados el tamaño del busto de la protagonista, como si estuvieran trabajando en Playboy o Penthouse y no en DC. Para ser justos, Rick Mays (el dibujante de Everyday Magic) tampoco se anota en esa gilada, pero la verdad que no es un trabajo muy logrado por parte de aquel autor que alguna vez supo fusionar muy bien rasgos del mainstream yanki y el shonen japonés. El libro resulta recomendable sólo para los muy fans de Zatanna que no hayan coleccionado la serie regular, o que nunca hayan podido conseguir el esquivo Everyday Magic. Y la verdad que, si le van a poner semejante cantidad de páginas adentro a un tomo, le tendrían que agregar un poco de gramaje a las cartulinas de la portada, así no se doblan ni se abollan por el propio peso del papel interior.
Y me vengo a Argentina, año 2020, para leer una breve pero muy hermosa historieta de Chanti, apuntada al público infantil, y titulada Quiero Ser Yo. En menos de 48 páginas, Chanti despliega una aventura que además funciona como una alegoría bastante explícita en contra de los mandatos sociales y familiares que condicionan las vidas de los chicos y adolescentes. El autor mendocino nos habla de las infinitas posibilidades que cada uno va a encontrar a medida que crece, para darle a su vida la orientación y el destino que cada uno elija, sin más límites que lo que uno quiera ponerse y sin más brújula que las propias pulsiones, pasiones o intereses que se manifiesten en cada persona. Es una aventura sin buenos ni malos, donde hay conflicto, y donde el hilo argumental se apoya en la exploración de un mundo que despliega una cantidad de opciones inmensa ante los ojos de los jóvenes protagonistas. Básicamente, es la aventura de crecer y elegir, adornada con momentos de humor y ternura muy logrados. El dibujo, la narrativa y el color son maravillosos, y además siempre es un placer verlo a Chanti salir del retrato de la cotidianeidad para volar con la imaginación e inventar todo un planeta poblado por criaturas fantásticas e imposibles. Este es un librito para quedar como un archiduque con nenes y nenas de hasta 9-10 años, y de paso pegarle una leída (no toma más de 15 minutos) y sentir una caricia en el alma sumamente reconfortante. Lo recomiendo muchísimo y lo sumo a la lista de los muy buenos libros publicados en nuestro país el año pasado. Y esto es todo por hoy. Nos reencontramos el finde que viene con nuevas reseñas, acá en el blog. Ah, si están guardados por el tema de la segunda ola del COVID y se aburren en sus casas, pasen por https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y descarguen el nº1 de Comiqueando Digital, o las revistas antiguas que subimos al sector de descargas gratuitas de la tienda virtual.

sábado, 1 de febrero de 2020

SABADO CON POCO TIEMPO

Encontré un ratito para escribir reseñas, pero es un ratito muy corto, así que voy a ser muy breve.
The Troublemakers es un hermoso libro publicado por una editorial ignota de Canadá, que reúne seis historias cortas de Baron Yoshimoto, un mangaka emblemático de los ´60 y ´70, junto a un magnífico texto del especialista Ryan Holmberg, gracias al cual aprendí un montón de cosas que no sabía sobre manga y entendí mucho mejor ciertos subtextos, ciertos elementos que subyacen en las historietas que ofrece el tomo.
Baron Yoshimoto es un dibujante realmente prodigioso, con un dominio de la narrativa que me dejó atónito, perplejo, estupefacto. Se formó en el palo del gekiga, pero no se convirtió en clon de Takao Saito ni de Yoshihiro Tatsumi. En las distintas historias del libro adopta rasgos novedosos, se adapta muy bien a la onda de los guiones y exhibe una atención por los detalles que no es frecuente en los mangas de los ´60. En la última historieta, The Girl and the Black Soldier, pareciera que Yoshimoto se propuso imitar a los autores de superhéroes de la Silver Age. Son 60 páginas que gráficamente desentonan con el resto del tomo, porque parecen dibujadas por un japonés que aprendió a hacer historietas leyendo a Joe Kubert, Jack Kirby y John Buscema. Por supuesto Yoshimoto no te mete los bloques de texto zarpados que caracterizan al comic yanki de esa época, por eso nos narra en 60 páginas lo mismo que Kubert narraría en 16. Pero está esa misma intensidad, la misma grandilocuencia, la puesta en página totalmente yanki, las angulaciones, las transiciones. Increíble la metamorfosis de Yoshimoto para esta historieta.
Y bueno, como seguro ya todos saben, en Japón no es tan frecuente la división del trabajo entre guionista y dibujante, y así es como cualquier grosso del lápiz y la tinta termina escribiendo sus propias historias como si supiera. Yoshimoto tiene un guión bastante digno (el de The Girl and the Black Soldier) y uno perfecto: Eriko´s Happiness. Los otros cuatro, sin ser impresentables, están bastante por debajo de estos dos y de lo que uno espera cuando se propone intenarse en la obra de un autor con tanta chapa como Yoshimoto. ¿Recomiendo el libro? Sí, obvio, por los dibujos, por las dos historias que están de buenas para arriba y por el texto de Holmberg, que es una maravilla en sí mismo.
Me faltaba Messi, ¿se acuerdan? El otro día, cuando resñé Pumbapá… Bueno, apareció Messi. Y clavó un hat trick memorable. En Historietas Surtidas, el sello Comiks Debris reunió 48 páginas inéditas escritas y dibujadas por el imparable Chanti, con una mezcla en la que aparecen Cachito y Chorlito, el Historietero, personajes de Payunia City, el Sincola y otros personajes a los que nunca habíamos visto (y probablemente nunca volvamos a ver).
Chanti te pinta la cara hasta con el rejunte, hasta con las sobras de lo que quedó afuera de sus otros libros (que son muchos). Guiones, dibujos, color, diseño de personajes, rotulado… todo está demasiado bueno. Las historietas destilan ingenio, se animan a transgredir mínimamente las reglas que rigen al típico producto apuntado a los chicos, es original, es autorreferencial, tiene un oído increíble para los diálogos, un ojo infalible para las expresiones de cuerpos y rostros… Un capo. Si tengo que elegir una historieta del tomo, voy con Amor a Toda Costa, dos paginitas preciosas. Pero hay mucho, incluso varios estilos de dibujo, porque Chanti se anima también a saltar de un registro a otro en las distintas series y relatos unitarios. Regalazo para los más chicos, que además te va a proveer 15 o 20 minutos de entretenidísima lectura a vos que sos grande para leer historieta infantil.

Y nada más, por hoy. Ya vi la peli de Birds of Prey y Harley Quinn, pero hay que esperar hasta el miércoles para publicar las críticas. Es probable que antes del miércoles postee reseñas de algunos comics que ya estoy empezando a recorrer. Gracias y hasta pronto.

martes, 19 de diciembre de 2017

TRES DE MARTES

Día horroroso por varios motivos, pero bueno, vamos con una nueva tandita de reseñas.
¡Terminé Bakuman! Los muchachos de Ivrea cumplieron con la meta de publicar el Vol.20 antes de fin de año y acá está, comprado y leído, como debe ser.
Esta vez Tsugumi Ohba y Takeshi Obata logran lo imposible: focalizar el principal conflicto del tomo en el que hasta ahora era el peor personaje de la serie, Miho Azuki, la “novia” de Mashiro a quien vimos convertirse en una conocida actriz que pone su voz en distintas series animadas. Y acá es donde los autores sacan chapa de genios: les alcanza medio tomo para darle a Azuki toda la onda, la profundidad y la fuerza que no había mostrado en los 19 tomos anteriores. De pronto, esa boludita histérica pela lo que hay que pelar y se suma a la lista de los grandes personajes que nos deja este manga de amor al manga.
El resto del tomo es –ni más ni menos- la consagración definitiva de los Muto Ashirogi, dos autores ya curtidos, que ahora sí, imponen sus propias reglas y controlan ellos mismos cada aspecto de su carrera, como los nº 1 que son. Sobre el final, Ohba y Obata se acuerdan de que tienen que cerrar la trama romántica entre Azuki y Mashiro, y hacia allá va el último tramo, no sin antes regalarnos excelentes secuencias de “cierre” de los demás personajes y una secuencia especialmente emotiva, difícil de leer sin que se te ponga la piel de gallina, que es la de la carta que Mashiro le escribe a su tío muerto.
El dibujo, magnífico como siempre, con un brillo especial en un tomo tan superpoblado de textos. Y llego a la última página con ganas de que Bakuman siga muchos tomos más… o que salga un manga con Eiji Niizuma como protagonista y los Muto Ashirogi como secundarios… no sé, cualquier cosa mínimamente ligada al universo Bakuman me saca la guita con total facilidad, estoy entregadísimo. Una vez más, recomiendo enfáticamente esta maravilla del Noveno Arte a los que todavía no se hayan enganchado. Gracias Ohba, gracias Obata, gracias Ivrea. Ovación de pie para ustedes.
Victory es el segundo tomo recopilatorio de la actual etapa de Astro City, la que edita el alicaído sello Vertigo. Es un tomo medio trampa, porque trae sólo cuatro episodios de la serie regular y a modo de complemento, una especie de Secret Files & Origins (hermoso) editado mucho antes, cuando Astro City salía de vez en cuando en el sello WildStorm.
Para el arco de cuatro episodios, los maestros Kurt Busiek y Brent Anderson nos proponen hacer foco en Winged Victory, la Wonder Woman de este universo, en una trama que la obliga a replantearse su rol en este mundo, su relación con los otros héroes (en especial con Samaritan y el Confessor, que vendrían a ser Superman y Batman) y su forma de encarar su “misión”. De paso, Busiek encuentra la excusa perfecta para ahondar en su origen y para reforzar su personalidad. Obviamente de acá sale una Winged Victory mil veces más interesante que lo que habíamos visto hasta el momento.
La lucha de las mujeres, la manipulación miserable de la verdad por parte de los medios, la lealtad entre los que dicen defender los mismos valores… todos temas muy candentes, abordados por Busiek desde un relato clásico de superhéroes, con villanos, machaca, secretos y poderes limados. Todo un logro de este consumado guionista, bien acompañado por un Anderson clásico y elegante, que deja la vida cada vez que tiene que dibujar a WV. Muy lindo material.
Y cierro con el Vol.2 de Historias DeLirantes (el Vol.1 lo comen-
tamos el 05/12/16), en el que Chanti renueva el elenco de la serie para ofrecernos personajes totalmente distintos y aún más logrados que los del Vol.1. Las clases de la Señorita Lirantes son una cátedra de humor, donde hay lugar para los juegos de palabras, pero también para el absurdo, la escatología, el humor físico y hasta sutiles bajadas de línea socio-política. Todo esto dibujado con muchísimas pilas, por un Chanti que trata de compensar con la imaginación y la fluidez de su trazo el hecho de que en la mayoría de las viñetas vemos básicamente siempre lo mismo. Igual no te aburrís ni a palos.
Como complemento, la historieta para chicos más rara que leí en mi vida: CruciTramas, un experimento formal en el que Chanti juega con la gramática misma de la historieta. El mendocino narra una historia en una especie de “lienzo infinito”, que es constantemente alterado e invadido por cosas que transcurren en las márgenes, supuestamente por fuera de la historieta central. El espacio y el tiempo, el adentro y el afuera se mezclan en un relato absolutamente adictivo, donde llega un punto en que querés ver a Chanti tropezar con la inmensa envergadura de sus pretensiones… cosa que no sucede jamás. CruciTramas es una locura, una quijotada historietística a nivel Marc Antoine Mathieu, de la que Chanti sale obscenamente bien parado. Precioso librito, para regalarle a los pibes ahora que vienen las fiestas.
Tengo leídos un par de libros más, así que esta semana seguro tenemos más reseñas acá en el blog. ¡Hasta pronto!

lunes, 5 de diciembre de 2016

SIGO AVANZANDO

Sigo avanzando con las lecturas, a ver hasta dónde llego.
The Rise of Aurora West es un spin-off de Battling Boy, la gran novela gráfica de Paul Pope reseñada el 15/09/14. Esta vez, Pope participa sólo en el guión, co-escrito con JT Petty, mientras que el dibujante es el ídolo gallego David Rubín. Se trata de la clásica historia de rito iniciático, en la que vamos a ver cómo Aurora West saca chapa de heroína grossa, en una situación límite que tiene que ver por un lado con lo que pasa en Battling Boy (la ciudad infestada de monstruos) y por el otro lado con la muerte de la mamá de Aurora, sucedida 10 u 11 años antes de la historia que está narrada en tiempo presente.
La aventura es entretenida, el misterio avanza a buen ritmo, pero lo que más me atrapó fue la construcción de los personajes, lograda a través de diálogos extraordinarios y de escenas tranqui, más viradas hacia el costumbrismo que hacia la machaca, que son las que más disfruté. Aurora y Haggard West son arquetipos clásicos, personajes “de molde”, pero están tan bien trabajados, hay tanto esfuerzo por darles carnadura y onda, que terminan por volverse tridimensionales. Uno los siente ahí, humanos, cercanos, reales, queribles con sus defectos y virtudes. Si no hubiera peleas ni persecuciones, creo que también me habría divertido muchísimo con este libro, sólo por la magnífica interacción entre los personajes que nos brindan Pope y Petty.
El dibujo de Rubín es excelente (como siempre), con un manejo notable de los efectos gráficos a los que se puede apelar cuando sólo tenés blanco, negro y escala de grises. El autor de El Héroe se las ingenia para conservar intacta su identidad gráfica y aún así, lograr que su estética nos remita todo el tiempo a la que propuso Pope en Battling Boy. Gran trabajo de Rubín, que obviamente se luciría más si se editara en un formato más grande. Hay un segundo librito de Aurora West, a cargo de los mismos autores, al que prometo entrarle muy pronto.
Me voy a Chile, donde me encuentro con una historieta muy rara, editada a todo culo en un hermoso libro con tapa dura. Líneas de Fuga es una novela gráfica en la que la ciudad de Concepción tiene casi tanto protagonismo como Carlos, el personaje central. Los autores, Oscar Gutiérrez y Cristian Toro, narran una historia totalmente descomprimida, inscripta en el género “jóvenes a la deriva”. Noches de escabio, excesos y garche se mezclan con frustraciones y angustias típicas de los jóvenes a los que el capitalismo salvaje les reserva el lugar de “último orejón del tarro”, todo en el marco de esta ciudad que –por lo que transmite el libro- es más chata y opresiva que la ciudad chilena promedio. La trama es básicamente eso: transitar una vida chota, buscarse a uno mismo en un laberinto de amor, dolor y arruine, y tratar de llegar lo más entero posible hasta el otro lado de la ciudad-túnel. Nada demasiado original, o que no hayamos escuchado en las letras de cualquier tema de la Beriso o Callejeros.
Lo original es la forma en que está contada la historia, mezclada con poesía, con fotografías, con un nivel de experimentación gráfica muy osado, con un Cristian Toro que despliega una diversidad de recursos visuales muy, muy notable… pero que no juega necesariamente a favor del relato. Se da un contraste también muy raro entre los diálogos, bien prosaicos, bien “de la yeca”, y ese clima más onírico, más lírico, más sugestivo que tienen la narrativa, el dibujo y algunos textos adicionales. El resultado es una historieta difícil, no sólo por el mensaje bajonero, sino porque desde lo formal resulta confusa (te marea sólo con la cantidad de técnicas gráficas), no se aprecia esa simbiosis entre guión y dibujo, esa coordinación entre texto e imagen en la que suele residir la magia del Noveno Arte. Como experimento, me parece que es atractivo, y me imagino que si vivís en Concepción te debe tocar una fibra que a mí (lógicamente) no me tocó. Ahora como historieta en sí, Líneas de Fuga tiene cosas rescatables, pero se queda en la buena intención de impactar al lector desde lo formal. Ojalá en su próximos trabajos Gutiérrez y Toro demuestren que tienen ideas como para ir más allá.
Y cierro con una breve mención a otro libro de Chanti, esta vez apuntado más claramente a los chicos, pero que tranquilamente puede resultarle entretenido a los grandes: Historias Delirantes es un recopilatorio de dos series breves, ambas muy cómicas. Reality Comic juega con el backstage de la historieta y ofrece un muestreo de personajes muy graciosos, en un salpicado de chistes que nunca llega a aburrir. Es un trabajo bastante antiguo (2009) o sea que el nivel del dibujo de Chanti no es el actual. Y el libro se completa con
Clases de Lirantes, una serie demoledora, con Chanti dibujando a un nivel altísimo, con personajes entrañables y con un verdadero desborde de humor. Acá la historia no avanza hacia un remate, Chanti no trata de cerrar cada plancha con un chiste final, sino que a lo largo de cada viñeta tenemos un montón de chistes y juegos de palabras, a un ritmo incesante. De hecho, en algún momento tuve que cerrar el librito, parar y retomar más tarde, porque ya era demasiado. Pero me reí mucho y maravillé con la inteligencia y la fineza con la que Chanti le baja línea a sus lectores más jóvenes. Recomiendo mucho este libro como regalo de Navidad, o fin de año, para cualquier pibe o piba al que estés tratando de inocularle el vicio de leer historietas.
Grazie per tutti y la seguimos pronto.

martes, 29 de noviembre de 2016

CERRAMOS UN MES MOVIDITO

Terminé la novela que me tenía atrapado y volví a leer comics, con la tibia esperanza de llegar al 31 de Diciembre con poco material del que compré en 2015 en la pila de los pendientes. La verdad es que es casi una quimera, porque en 2015 me fui a la mierda mal con la cantidad de material que acovaché, pero bueno… por lo menos estoy tratando de priorizar las publicaciones nacionales, a ver si logro llegar a fin de año leyendo las “novedades” editadas en el país con menos de seis meses de retraso.
De todos modos arranco con una obra de 2004, de autores europeos. La Venganza del Conde Skarbek es una historia dividida en dos tomos, a cargo del guionista belga Yves Sente y el dibujante polaco Grzegorz Rosinski, dos gigantes del comic franco-belga.
El Vol.1 empieza como un clon de El Conde de Montecristo. Un tipo al que lo cagaron feo regresa a París a vengarse de sus enemigos, que lo creyeron muerto, ahora bajo otra identidad y con otros rasgos faciales, como para que no lo reconozcan antes de tiempo. Por suerte, antes de la página 25 la historia pega un giro y se terminan los ecos de Montecristo. Yves Sente urde una trama vinculada al mundo de las artes plásticas, ambientada en la época (1843) en la que estas empiezan a mover cada vez más guita y los avechuchos más ambiciosos empiezan a revolotear por una escena hasta entonces dominada por los encargos que los nobles le hacían a los pintores. Lo más notable es, por un lado la construcción del personaje protagónico, y por el otro, el hecho de que Sente estructura toda la historia en base a un juicio oral y público, algo bastante frecuente en la ficción yanki (donde el “courtroom drama” es casi un género en sí mismo) pero poco usual en la historieta europea.
Por el lado del dibujo, Rosinski sube la apuesta y en vez de dibujar en el clásico estilo de Thorgal, se deja poseer por la magia de los pintores de aquella época y dibuja paisajes que parecen de Edouard Manet y batallas que parecen de Eugene Delacroix y escenas en calles que parecen cuadros de Jean Beraud. Por supuesto que el polaco la rompe en cualquier estilo que encare. Acá además compensa algunas páginas en las que la gran cantidad de texto eclipsa un poco su trabajo con un par de secuencias mudas gloriosas y con otra vertiente que no le vemos habitualmente en otros trabajos, que es el toque levemente erótico. En La Venganza del Conde Skarbek está la posibilidad de lucirse dibujando un cuerpo muy hermoso que aparece muy desnudo, más un par de garches de insoslayable intensidad, y Rosinski no la desprovecha en lo más mínimo. Tengo el Vol.2 y prometo entrarle pronto.
Pero antes… ¿lo tenías a Chanti haciendo historieta humorística para grandes? Con tantos años de Mayor y Menor, Facu y Café con Leche y demás hitos de la historieta infantil, el mendocino había quedado más o menos encasillado en eso. Sin embargo, con Payunia City, Chanti demuestra que sin cambiar ni un ápice su estética, puede hacer reir también a los grandes.
Lo único que no me convence es la bajada de línea política de Chanti, que se podría sintetizar como “todos los políticos son garcas y votes a quien votes te van a cagar”. Quizás haya algo de cierto en la afirmación, pero no es el mensaje que (me parece a mí) sirve transmitir desde un medio de comunicación apuntado a gente que supuestamente piensa. El resto me resultó muy entretenido. Chanti apunta sus dardos a distintos aspectos de la vida adulta: el trabajo, las vacaciones, las colas, los padres ancianos, las relaciones amorosas, afectivas y de “transa”, los micros de larga distancia, el gym, el supermercado, los casamientos, la seducción, la hipocresía… todo un universo de temas vinculados al mundo de los grandes que Chanti hasta ahora no había explorado, pero en el que se lo ve muy cómodo, con una mirada irónica muy afilada, y diálogos excelentes, repletos de esas respuestas sarcásticas que a uno muy rara vez se le ocurren durante una conversación real.
Dibujo, color, narrativa, rotulado… en esas áreas lo vemos a Chanti con la solidez de siempre, listo para definir siempre al ángulo, porque es un autor naturalmente dotado para el dibujo humorístico, con años de fogueo en los medios. No te digo que Payunia City es la gloria, ni que marca un antes y un después en la historia de las tiras cómicas, pero la verdad es que, como primera incursión de Chanti en el terreno del humor para adultos, es un auténtico hallazgo, más que digno de sumarse a tu colección de libritos de tiras cómicas de autores argentinos.
Ya arranqué con otro TPB, así que seguramente esta semana tendremos otro post con más reseñas. Ah, el sábado a la tarde voy a estar en el Club Senillosa (Senillosa 630, ciudad de Buenos Aires) con un taller de Lectura Crítica, como parte de un evento que organiza la editorial Loco Rabia. No sé si quedan cupos para el taller, pero la info del evento está en https://www.facebook.com/events/694680964024002/
La seguimos pronto.

viernes, 7 de septiembre de 2012

07/ 09: LA HISTORIETERIA

Otra muy grata sorpresa. La verdad, nunca había leído más de cinco o seis páginas de historietas de Chanti, páginas autoconclusivas de Mayor y Menor, su serie más conocida. El resto, lo tenía visto, pero no leído. Por supuesto, era fan de Chanti por los dibujos. El mendocino tiene un trazo perfecto, irresistible para cualquiera al que le guste la historieta humorística. Algunos personajes se parecen mucho a los de Maitena, y la influencia de la grossa entre las grossas se siente bastante en el grafismo de Chanti. Pero además, el creador de Mayor y Menor tiene un acabado más redondito, más prolijo, más tipo Dexter´s Laboratory o Powerpuff Girls, incluso más tipo las historietas de Los Simpsons, y por supuesto algo alucinante que no aparece en ningún comic de Maitena: los bichos! Desde animales comunes y corrientes hasta dinosaurios, monstruos, hombres lobo o criaturas de moco, Chanti pela una imaginación inagotable y la pone al servicio de una fauna increíble, que enriquece muchísimo a sus historietas.
La Historietería es, además, un ejercicio de estilo. En cada página, Chanti se obliga a sí mismo a contar una historia en no más de 9 viñetas, que combine dos de los “sabores” que ofrece el historietero. Las historietas que piden los clientes pueden ser bobas, de terror, cursis, asquerosas, vergonzosas, educativas o publicitarias. Y vale mezclar dos gustos (de hecho, una historieta mezcla los siete). De esas combinaciones salen páginas muy ingeniosas, en las que la historieta salta de un “género” a otro, a veces con una agudeza -rayana en la mala leche- bastante inusual en la historieta para chicos. Mis favoritas son las historietas bobas, todas protagonizadas por conejitos que hablan mal, como si fueran bebés o retrasados mentales (“¿qué pacha? ¿te dole la pancha?”), pero estas siempre derrapan hacia otro género y no al revés. Me encantaría leer una historieta larga de Chanti (no menos de seis u ocho páginas) toda en el estilo “bobo”.
Perfectamente mechadas en el contexto de la historietería, el libro ofrece una historieta más extensa: Superbueno, una ácida parodia a los superhéroes muy bien dibujada. Y además seis planchas autoconclusivas de chistes protagonizados por un dinosaurio carnívoro y una de tres páginas centrada en las predicciones de Nino, el dinosaurio adivino. En este segmento, el prehistórico, es donde el dibujo directamente se va de escala y alcanza un nivel absolutamente genial. Las expresiones faciales que le pone Chanti al dinosaurio carnívoro son lo más, y la forma en que logra dotar de plasticidad y dinamismo a esos cuerpos toscos es brillante.
No hace falta ser chico para flashear con La Historietería, te lo garantizo, porque por encima de la intención de apuntar este material al borregaje se ve el ingenio, la creatividad y el talento de un autor exquisito, un maestro al que los pibes (que son pibes, pero no boludos) descubrieron y consagraron antes que nosotros, los grandes.
Y aprovecho este cachito que me queda para contarte que mañana estoy en Mar del Plata, participando a full en el evento Historieta a Toda Costa, así que no habrá nada acá en el blog. El domingo sí, posteo desde la Ciudad Feliz, como ya lo hice desde tantas otras ciudades del país y el exterior.