el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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viernes, 26 de diciembre de 2014

26/12: DR. MORTIS Vol.10

Tercer y último tomito de esta colección dedicada a recopilar historietas clásicas del Siniestro Dr. Mortis, originalmente publicadas en los ´70. Este libro reúne tres historias escritas por Eva Martinic, dos de ellas dibujadas por Manuel Cárdenas y una dibujada por Manuel Ahumada.
Esta última (la extensa El Testigo de la Tormenta) es la única en la que aparece el Dr. Mortis, por supuesto haciéndose pasar por otro, en este caso, un famoso ilusionista. Lo más raro es que Mortis no actúa en el rol del villano, sino que su función en la trama es impartir justicia y vengar el asesinato de una amiga suya a manos de su marido y una putita advenediza, rápidamente casada con el viudo. El clásico argumento de “avechuchos que cagan a alguien para quedarse con algo reciben un castigo por medios poco ortodoxos” acá funciona una vez más, con Mortis como ejecutor de la venganza contra los villanos. Son 32 páginas y podrían ser 20 o 22, pero el argumento mal que mal se sostiene. Lo que es realmente infumable es el dibujo de Ahumada, que trabaja más o menos bien los fondos pero hace desastres en la anatomía y en las expresiones faciales. Sin ganas, sin onda, sin un estilo bien definido, sin manejar de manera sobresaliente ninguna de las técnicas, con planificaciones torpes que lo obligan a recurrir a la flechita para que sepamos qué viñeta leer en cada momento, la verdad es que hay poco para rescatar en la labor gráfica de Ahumada.
El que me sorprendió fue Manuel Cárdenas, mucho mejor en este tomo que en los anteriores. En sus dos historietas se ve un dibujante muy sólido, que maneja muy bien la estética realista y la sabe combinar con la técnica del claroscuro para crear imágenes y climas poderosos. En estos trabajos de Cárdenas se ven cosas de Alberto Breccia, Leopoldo Durañona, Berni Wrightson, Jim Aparo… todos autores que a mediados de los ´70 estaban en plena vigencia, que no olían a naftalina sino que marcaban el pulso de la historieta de misterio, oscura, ominosa. Cárdenas se fuma mansito páginas con bastante texto y acierta con la puesta, con el armado de las viñetas en cada página y la elección de los planos, como para garantizar un buen flujo narrativo.
En cuanto a los guiones, en Kraken tenemos la típica historia de un monstruo marino que hunde barcos, y una tripulación que junta huevos para enfrentarlo. No está mal, pero tampoco es glorioso. En 20 páginas, se podría haber contado algo mucho más trascendental, e incluso más impactante. Y en la breve La Daga, tenemos la enésima historia del heredero codicioso que se quiere quedar con la fortuna de su familia y termina muerto en circunstancias poco convencionales. Es un guión que habremos leído unas… 15 o 16 veces en los Showcase dedicados a House of Secrets, House of Mystery y aledaños, con ínfimas variaciones.
Y no hay más Dr. Mortis, por ahora. Quizás en 2015, cuando regrese a Chile, consiga más tomitos de estos, como para armar la colección. O quizás no, porque la verdad es que no me resultó fácil encontrar entre estos “clásicos” material que se la banque en el contexto actual de la historieta. En general, o los guiones o los dibujos atrasan mucho, o se les nota mucho que estaban hechos “por kilo” para un público con un nivel de exigencia bastante más bajo que el actual. Aún así no puedo menos que envidiar a los amigos chilenos, que de pronto se encontraron con una colección que llevó a todos los kioscos del país y a buen precio un montón de historietas de los ´70, que de otro modo eran muy difíciles de conseguir. ¿Mirá si acá pasara eso con –por decir una obviedad- todo el material aventurero que escribió Oesterheld para Columba, Record y Billiken? Me lo compro todo, de una, sin preguntar si dibuja Solano López, Altuna, Trigo, Lalia, García López, Vitacca, Lito Fernández, Haupt o mi vieja.

domingo, 14 de diciembre de 2014

14/12: DR. MORTIS Vol.8

Como hace dos domingos, hoy me importa muy poco todo lo que no tenga que ver con el partido de Racing. Pero bueno, vamos a hacer de cuenta que esto no es así, y a reseñar con el mayor decoro posible el librito que empecé ayer y terminé hace un rato.
Como lo prometido es deuda, vuelvo a meterme con este clásico de la historieta chilena, a través del material recuperado por el sello Unlimited para esta serie de libritos coleccionables aparecidos hace unos años. Este Vol.8 me sorprendió un par de veces, así que vamos a explorarlo.
En primer lugar, aparece la que pareciera ser la más antigua de las tres historietas del libro: Requiem para el Doctor Mortis, escrita por Juan Marino (creador del personaje) y dibujada por Máximo Carvajal. Esta es una historia importante, canónica, porque nos cuenta cómo finalmente un grupo de científicos y el padre Libby logran sacarse de encima de manera definitiva al siniestro Doctor Mortis. Contra todos los pronósticos, acá el diabólico protagonista pierde la partida y se esfuma de la faz de la Tierra. De hecho, cuando vuelva en las secuelas que vimos el año pasado (In Absentia, Eterno Retorno e In Nomine) volverá de donde lo mandan en esta historia. Hay que decir que el guión de Marino tarda en arrancar: da muchas vueltas, pierde tiempo en protocolos y chamuyos innecesarios hasta que finalmente todo pasa en las últimas 5 páginas; y pasa de tal modo que vuelve totalmente irrelevante a lo que pasó en las 18 anteriores. Carvajal, por su parte, está considerado uno de los grandes maestros del comic chileno de aventuras, y sin embargo su estilo me resulta soso, derivativo, sin rasgos originales y por momentos incluso un poco torpe. Acá, además de esa falta de rasgos de estilo, sufrimos decisiones muy cuestionables en el armado de la página, en la organización espacial de las viñetas, los globos y los bloques de texto, que a veces nos confunden y no se entiende cuál es el orden en el que hay que leerlos.
La segunda es una historia corta, de 13 páginas, en las que la guionista Eva Martinic nos cuenta una típica historia de misterio y suspenso, con una bruja, una maldición gitana y una serie de tragedias que se ciernen sobre un avechucho que se quiso pasar de listo. No es un planteo muy original, pero es sólido y está bien contado. Lo más loco es que no tiene absolutamente nada que ver con el Dr. Mortis. Podría haber aparecido en esta revista como en la House of Mystery de DC, o en la Shock SuspenseStories de la E.C.. El dibujo está a cargo de Manuel Cárdenas, otro dibujante de estilo clásico sin rasgos distintivos, muy en la línea de lo que se veía a mediados de los ´70 en las revistas de Columba. Veo un par de dibujos copiados de viñetas de Ricardo Villagrán, y hasta un dibujo repetido, que por suerte es un primer plano bastante bien logrado de la protagonista femenina.
Y terminamos con La Calle de la Morgue, otro guión de Eva Martinic, esta vez desarrollado en 28 páginas que se hacen eternas. La historia (un refrito del famoso cuento de Edgar Allan Poe) está estiradísima, repleta de textos y hasta de personajes que no aportan nada. Pero también tiene una sorpresa: aparece un personaje que tenía todos los números para ser el Dr. Mortis encubierto, y sin embargo no sólo jamás llega la revelación de que este tipo en realidad es Mortis, sino que ni siquiera juega para el bando de los malos! ¿Cuál es el contacto entre esta historia y la saga del demoníaco doctor? Ninguno. Ah, y también hay un personaje llamado “Doctor Morgue”, igual que el de aquel breve clásico de 1959 de Oesterheld y Breccia. El dibujo es obra de Manuel Ahumada, sin dudas el más flojo de los tres dibujantes de este tomo, que no comete errores en la narrativa porque no arriesga nunca. En la biografía que nos ofrece el librito dice que Ahumada se dedicó a pintar cuadros al óleo de paisajes de Quillota, su cuidad natal. Y lo bien que hizo. Como historietista no era desastroso, pero no tenía mucho para aportar.
En fin, un tomo del Dr. Mortis con muy poco Dr. Mortis, supongo que porque se suponía que el Vol.8 iba a ser el último y después, a raíz del éxito de la colección, se decidió publicar algunos tomos más. En ese caso, era coherente cerrar con la crucial Requiem para el Doctor Mortis, y complementar con historias en las que no reapareciera el personaje. Me queda para leer un tomito más, quizás antes de fin de año.

sábado, 29 de noviembre de 2014

29/11: EL SINIESTRO DR. MORTIS Vol.3

Pasan los años, las décadas, y en Chile se sigue hablando del Dr. Mortis como un comic icónico, definitivo, con un sitial de privilegio no sólo en la historieta, sino incluso en la cultura popular del país vecino. Así como en 2013 me traje de Santiago los tres tomos de la reformulación más reciente del personaje (todos reseñados acá en el blog), de este úlltimo viaje me traje tres tomitos más finitos, de una colección de 12 en la que la editorial Unlimited republicó varias de las historias clásicas. Son las que uno había escuchado nombrar pero no recordaba haber leído; y es lógico, porque si alguna vez leí una historieta del Dr. Mortis (antes de estas que acabo de terminar) deber haber sido hace como 30 años. Veamos con qué me encontré.
El tomito arranca con una historia de ocho páginas, fechada en 1970. El guión es tan obvio y tan predecible que en la segunda viñeta ya sabés cómo se va a resolver. La lectura consiste simplemente en ver hasta dónde se va a estirar el relato antes de llegar al final cantado desde el arranque, incapaz de sorprender a nadie que haya leído un cuento de terror o misterio en su vida. No sabemos quién escribió el guión, pero el dibujo aparece firmado por Santiago Peñalillo, un autor correcto, de estilo clásico, que repite mucho planos y hasta expresiones de los personajes (como para hacer aún más aburida una historia que es puro diálogo), pero por lo menos no muestra errores ni torpezas. Esto está coloreado en varios tonos de rojo, que se combinan bastante bien con el blanco y el negro.
La siguiente historia tiene guionista acreditado: Juan Marino, nada menos que el creador del Dr. Mortis. Son 28 páginas que se hacen eternas. El Dr. Mortis no aparece nunca (apenas se lo nombra) y el argumento avanza muy lento, hacia un final un poco más impactante que en la historia anterior, pero muy lastrado por lugares comunes. Es una historia que hubiese sido menor (no sé si chota) en el contexto de una revista de suspenso/terror/misterio de la E.C. en los ´50 y quizás digna en las antologías tipo House of Mystery de la DC a fines de los ´60. Pero para eso tenía que durar 8 páginas, 10 a lo sumo. Al llevarla a 28, Marino lo único que hace es diluir el conflicto, restarle intensidad. En el dibujo lo tenemos de nuevo a Peñalillo, ahora en una búsqueda un poco más moderna (se nota que es varios años posterior a la primera historia), en un estilo muy cercano al de los referentes de la editorial Columba de mediados de los ´70: Lito Fernández, Cacho Mandrafina, Daniel Haupt, el primer García Durán… esa onda. Peñalillo intenta jugar un poco más al claroscuro para generar climas extraños, pero después viene un colorista bien del montón y se los hace mierda. El color está bastante retocado para esta edición y revela que muchas (por no decir todas) estas páginas están reproducidas de revistas antiguas digitalizadas y muy toqueteadas en el photoshop.
La tercera historieta no tiene autores acreditados, pero sospecho que en el dibujo lo tenemos una vez más a Santiago Peñalillo, un poco más suelto, más cerca de un Gustavo Trigo o un Enio Leguizamón, ponele. De nuevo, achatado por un color mediocre, que al digitalizarlo quedó muy opaco, por momentos muy empastado. Con 24 páginas, “Chef de Cuisine” es la mejor historia de este tomito. Tiene dos problemas: 1) podría durar 8 ó 10 páginas menos y ganar en fuerza dramática, pero se ve que la onda de los guionistas de Mortis era estirar todo lo posible cada historia; y 2) no hacía falta revelar en el último cuadrito que el villano era el Dr. Mortis con otra identidad. La historia funcionaba lo más bien como un plan macabro de un hijo de puta X, y vincularlo con el personaje del título sirve sólo para justificar que se haya publicado en esa revista y no en otra. Lo importante es que es una historia atrapante, bastante jugada para los standards de los años ´70, con personajes un poco mejor definidos, una investigación por parte de la cana un poco mejor armada y sin elementos fantásticos traídos de los pelos.
Las referencias a Columba se multiplican, porque como muchos de los clásicos de la editorial de la palomita, los clásicos del Dr. Mortis quedaron muy anclados en el tiempo, y hoy se les nota demasiado las cuatro décadas (o más) transcurridas desde que esto era “la posta”. Para el lector actual, esto es historia antigua en el peor sentido del término: el de las fórmulas remanidas, los dibujos adocenados, los personajes casi sin personalidad, los diálogos interminables que no hacen avanzar las tramas, los bloques de texto que muchas veces redundan con lo que muestra el dibujo… en fin, esa cosa herrumbrosa que hace tan difícil leer la historieta pensada y ejecutada en un contexto que no se parece un carajo al actual. Tengo dos tomitos más de esta colección, que iré leyendo (espaciadamente) durante las próximas semanas, a ver qué onda…

sábado, 19 de octubre de 2013

19/ 10: MORTIS Vol.3

Para su tercer y último tomo, Mortis vuelve al formato de antología que desplegara en el Vol.1: nueve historias con distintos autores y distintos protagonistas se ensamblan en un complejo tapiz, que incluye además referencias a las historias de los dos tomos anteriores e incluso a las aventuras clásicas del Dr. Mortis de los años ´70. Miguel Ferrada delega los guiones de unas cuantas historias, lo cual le permite redoblar esfuerzos a la hora de que todo lo que leemos mantenga una cohesión, una unicidad sin fisuras. Veamos qué onda las historias.
La primera es un “secret files & origins”, una historia breve en la que Ferrada remonta el legado de Mortis muy hacia atrás, muchos siglos hacia el pasado, com para asentar más firmemente la mitología del personaje. Lo acompaña Pablo Santander, un dibujante realista con una línea muy suelta, muy fluída, y además muy barroca, muy sobrecargada en los detalles, realmente personal e interesante.
Francisco Ortega (el guionista de 1899) y Abel Elizondo entrelazan la saga de Mortis con el supuesto ataque de los talibanes a las Torres Gemelas en aquel recordado 11 de Septiembre de 2001. Para llegar a esa revelación (a mi juicio pedorra, facilista, reduccionista) dan unas cuantas vueltas interesantes, por suerte. El dibujo zafa, no está mal.
En la tercera historia, Kobal y “Caoz” meten al mismísimo Mortis (graficado como en las historietas clásicas) en un jueguito perturbador de manipulación y venganza, narrado en tono casi intimista. Tampoco está mal, tiene su onda. El dibujo zafa por la aplicación de los grises con aguadas, no por la anatomía ni por las expresiones faciales, que son bastante limitadas.
Alfredo Rodríguez (el autor de Siento y Miento) reaparece en su rol de guionista, en una historia intensa, heavy, en la que busca cerrar un plot iniciado en el Vol.1, el de la hija de Mortis. El final es medio frutero, pero la historia se disfruta, te logra poner nervioso. El dibujo está a cargo de Juan Nitrox Márquez, un dibujante de estética realista bastante atractivo y sólido, del que quiero ver otros trabajos.
Martín Cáceres, un referente del comic chileno desde los ´90, aporta una serie de 10 ilustraciones que acompañan a sendos extos de Jorge Baradit, que no leí porque quería leer historietas, no textos con ilustraciones. Los dibujos de Cáceres, una belleza. En Reliquias vuelven Ferrada y Santander con otra historia canónica, importante para darle relieve al personaje del Padre Libby, el némesis de Mortis en la etapa clásica, de nuevo con muy buenos dibujos.
Ya muy cerca del final, cuando definitivamente se empieza a ir todo a la mierda y la invasión de nuestro mundo por parte del Mal Supremo ya es inevitable, Carlos Reyes y un poco original Rodrigo Elgueta nos narran las desventuras de un equipito de paramilitares que se enfrentan (con tristes resultados) a inenarrables aberraciones en una ciudad de Portugal. El guión se hace entretenido, a pesar de que siempre sabés lo que va a pasar.
En la anteúltima historia reaparece “Caoz” para dibujar una historia de Mauricio Ahumada también chiquita, lo fi, casi desconectada de la saga central. No está entre lo más destacado del tomo, ni en cuanto al guión ni en cuanto al dibujo. Y cierra la antología el mismísimo Ferrada, junto a un inspirado Danny Jiménez, que pela dos estilos distintos para narrar dos secuencias que transcurren en paralelo, una en el presente y otra en el pasado. El dibujo de Jiménez pela efectos y recursos tan zarpados que rápidamente eclipsa a la historia y lo que amagaba con ser una cosa intrsopectiva, casi claustrofóbica, estalla en un despliegue memorable de imágenes muy, muy potentes.
Se terminó la historia. Ganaron los malos. Esta siniestra encarnación del Mal y la Muerte se apoderó de nuestra realidad y la va a hacer mierda. Por ahora, es eso, nomás. No hay metáfora, no hay subtexto, no se ve la intención de usar a Mortis para hablar de otra cosa. Simplemente (digo yo, como si fuera poco) queda clarísima la intención de Ferrada y su equipo de aggiornar a un concepto importante para el comic chileno de los ´70 y darle todas las vueltas de tuerca que hacían falta para seducir al lector de hoy. Eso se logró con creces. Veremos si más adelante se viene una nueva saga en la que alguien trate de hacerle un aguante a este villano de infinito poder.

lunes, 30 de septiembre de 2013

30/ 09: MORTIS Vol.2

Segundo tomo de este revival moderno del Dr. Mortis, esta vez a cargo de sólo dos autores, contra los más de 15 que participaron del primer tomo. Del multitudinario elenco inicial sólo quedaron uno de los cerebros de la movida, el guionista y editor Miguel Ferrada, y un dibujante, Italo Ahumada, a quien viéramos romperla en el tomo anterior. Un par de dibujantes más aportan algunas ilustraciones, pero básicamente esto es Ferrada y Ahumada al frente de una especie de novela gráfica.
Digo “especie de novela gráfica”, porque si bien esa palabrita aparece destacada en la portada (supongo que para avisarle a los incautos que no se trata de una antología), Ferrada y Ahumada recurren a un truco que para mi gusto sabe a hiel y huele a trampa, como decía la canción de... no sé quién cantaba esa garcha. De las 128 páginas que ofrece el libro, sólo 72 son de historieta. Ahumada dibuja tres historias de 24 páginas y entre ellas tenemos prólogos, índices, carátulas, chamuyos varios y hasta artículos (al estilo Watchmen, pero más extensos) que aportan datos acerca de lo que está sucediendo en las historietas, anotaciones de algún personaje, datos duros acerca de algunos de los conceptos pseudo-místicos y pseudo-científicos sobre los que se sostiene la trama, etc. Si leíste el primer tomo, o si estás muy enganchado con la historia o con los dibujos de Ahumada, podés saltear todas esas páginas de relleno frutihortícola y concentrarte en la narrativa posta, la que tiene textos Y dibujos. Por supuesto, el libro se te va a hacer corto, porque sólo vas a leer 72 páginas. A eso me refería con que el truquito huele a trampa.
Vamos a los realmente interesante, que son esas tres historietas de 24 páginas. La primera está muy estirada, se podría haber resumido en ocho o a lo sumo 10 páginas. Ferrada le mete mucho protocolo, da muchas vueltas y si la historia no naufraga es porque, cuando llega la acción, pega fuerte y pasan cosas que uno esperaba que pasaran ya desde el tomo anterior.
La segunda, en cambio, están tan buena, es tan retorcidamente genial, que 24 páginas parecen pocas. Ahí se ve a un guionista magistral, dueño de un ingenio maligno, de un control molecular de los climas y de un in crescendo muy perverso, muy sofisticado. La trama gira en torno a Matías Ríos, un médico traumado pero honesto, que eventualmente se va a corromper para convertirse en un títere, un receptáculo de la maldad quinatesencial de Mortis. Pero Ríos no es el único personaje bien delineado. Toda la situación, todas las escenas, todos los diálogos nos invitan a disfrutar de una pequeña obra maestra, un drama electrizante protagonizado por un elenco complejo y cautivante.
Y la tercera historia es la que mejor se encauza en el género del terror clásico, con un brochecito medio predecible pero muy lindo, muy fino. Ahí pasa todo lo que inevitablemente tiene que pasar y abre muy lindas posibilidades para el tercer tomo.
Al nivel de los mejores logros de Ferrada y sostenido a lo largo de las 72 páginas, está el dibujo de Italo Ahumada, un dibujante realmente excelente, al que me encantaría ver en un trabajo donde no esté tan preso de las cuatro tiras por página, con no menos de ocho viñetas. Ahumada tiene muchos hallazgos, es un gran exponente del dibujo realista, pero que además incorpora un montón de las técnicas expresionistas de Alberto Breccia. Por momentos parece un Breccia careta, un Breccia domesticado, en un sugestivo maridaje con algunos dibujantes finolis del mainstream yanki (un Lee Bermejo, ponele) y con el maestro Gene Colan. Ahumada también aguanta los trapos a la hora de narrar sin textos, en algunas secuencias (siempre llenas de viñetas) que Ferrada le habilita para su lucimiento. No sé quiénes se harán cargo de dibujar el tercer tomo, pero se van a tener que esforzar mucho para que uno deje de pensar a las versiones de Ahumada como las definitivas para los personajes centrales de la saga de Mortis.
El balance del libro da bastante positivo, con momentos realmente brillantes en la segunda historia y con un dibujante decididamente sólido, en un nivel altísimo. Veremos qué pasa con el tercer (y hasta ahora último) tomo de este clásico contemporáneo de la historieta chilena.

sábado, 31 de agosto de 2013

31/ 08: MORTIS Vol.1

A partir de 2007, un grupo de autores chilenos se propusieron revivir mediante comics hechos para la web al legendario Doctor Mortis, el protagonista de una recordada serie de comics de terror que fue furor en el país vecino entre 1967 y 1977. A lo largo de tres “temporadas” de seis episodios unitarios, completaron 18 historias con guionistas y dibujantes rotativos, todas vinculadas al inminente regreso del personaje, que lleva décadas cautivo de sus enemigos. En las distintas historias cortas, los autores retomaron distintos aspectos de la mitología clásica del Dr. Mortis e incluso la enriquecieron al sumarle nuevos personajes, conceptos y formas de vincular a los personajes y conceptos que ya existían. Bajo esa portada que está primera en la lista del INCUCAI para recibir un transplante de onda, este libro reúne las 18 historietas de 8 páginas y termina justo cuando está por suceder lo inevitable: el regreso del Dr. Mortis. Vamos a recorrerlo, a ver qué hay para subrayar.
Lo más interesante es cómo algunas historias, además de ayudarnos a armar el complejo rompecabezas del regreso del Dr. Mortis, nos brindan una trama inquietante, bien planteada y bien resuelta en sus 8 páginas. Algunos lo logran mediante el recurso de meter chotocientas viñetas por página, pero como es algo difícil, los perdonamos y los ovacionamos igual. Miguel Ángel Ferrada (uno de los tres cerebros de la movida) logra esta proeza en Bóveda, Alfredo Rodríguez en Fatamorgana y Mauricio Ahumada en Dante, que tal vez sea la mejor historia, la más perturbadora y seguramente la mejor narrada. Hay varias muy buenas historias más, pero pocas se la bancan fuera del contexto de la saga mayor.
De hecho, eso es lo más interesante del libro, la forma en que los tres “capitanes” (Ferrada, Felipe Benavides y Carlos Reyes, este último invitado a Comicópolis) dirigen a sus compañeros guionistas para que las distintas historias cortas se integren al concepto global. Así, unas retoman elementos de las clásicas y otras retoman elementos de las primeras historias de este mismo libro, y lo más interesante: las hacen avanzar. Entre todos le dan personalidades y motivaciones bien elaboradas tanto a personajes nuevos como a personajes heredados de la saga original que –uno que leyó historieta setentosa sospecha- seguramente tendrían poca onda o poca profundidad.
Vamos con los dibujantes, que hay varios muy buenos. Italo Ahumada y Francisco Inostroza son dos autores muy influenciados por Alberto Breccia, en su vertiente más accesible, más comercial. Los dos son muy atractivos y hacen muy buen uso de los recursos gráficos heredados del maestro. Javier Bahamonde es otro dibujante por encima de la media, cultor de un estilo muy trillado pero efectivo, cercano al mainstream yanki. Juan Vásquez, un fenómeno, un dibujante virtuoso, original, con un estilo potente y sugestivo. Lo pusieron a dibujar una historia repleta de texto y con mil cuadros por página, pero igual brilla. Gabriel Rodríguez (el grosso de Locke & Key) la rompe en ocho páginas de cuatro cuadros en formato widescreen, en la que se revela como un capo también en blanco y negro. Y dejo para el final al mejor dibujante del tomo, Olivier Balez, el francés radicado en Chile que nos visitó el año pasado en Viñetas Sueltas. También se fumó una historia de infinitas viñetas por página, pero le puso toneladas de magia a cada cuadro, con un laburo impactante, sólido y de increíble originalidad en el uso de claroscuros y grisados aplicados en el photoshop.
Titulado “In Absentia”, este tomo se convirtió en el primero de tres que recopilan las nuevas aventuras del Dr. Mortis, sus aliados y enemigos. Puede leerse como una típica antología, o como un tapiz en el que varias historias cortas se unen para dar vida (o muerte) a una gran epopeya, mucho más compleja y ambiciosa. O como un catálogo de autores chilenos, muchos muy buenos e injustamente desconocidos fuera de su país. El Dr. Mortis está de vuelta y yo también, prometo volver pronto a visitarlo.