el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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martes, 5 de abril de 2011

05/ 04: ORDINARIO


Esto no es exactamente historieta, sino un recopilatorio de chistes de una sóla viñeta, sin secuencia. Podría haberlo obviado tranquilamente, pero venimos hablando tanto de Gustavo Sala y del impacto que generó este libro que da para agregar un par de boludeces más a la obvia recomendación para que todos lo compren.
Lo primero es que acá Sala muestra el dominio absoluto sobre distintos tipos de humor. Hay varios chistes que siguen la fórmula de muchas de las tiras y las historietas de Sala, tipo el del pelado barbudo con el pito en forma de conejo. Pero hay por lo menos dos fórmulas más, no tan utilizadas en las otras obras de Gustavo y aún así muy logradas. Una tiene que ver con los juegos boludos de palabras: los aliens que entran a una panadería y dicen venir en misión de pan, la confusión del Yeti con el jet-ski, el plato violador, y así un montón muy graciosos. Y la otra, la que a mí más me impactó es la que tiene que ver con la incorrección política: los chistes de nazis, de curas que se garchan pendejitos y del restaurant xenófobo donde podés pedir “un boliviano de mierda con puré”. En las otras historietas de Sala este tipo de humor casi no aparece y supongo que esto se debe al carácter “progre” de Fierro y Página/12 y el carácter “careta”de la Rolling Stone. Pero la verdad es que por el lado de la incorrección política el marplatense encontró un terreno tan fértil y fecundo como el de los chistes de culo, pija y concha.
Que por supuesto aparecen en Ordinario muchas, pero muchas veces, para deleite de la hinchada. O una cierta parte de la hinchada, porque acá los chistes de temática sexual llegan a un nivel tan, pero tan degenerado y extremo, que entiendo al que me diga “esto no es para mí”. Gustavo también lo entiende y se caga de risa. Sabe que el que hojeó el libro y se escandalizó con las eyaculaciones y las penetraciones de cualquier cosa a cualquier otra cosa, en la intimidad lo lee y se suma al coro de carcajadas que estallan invariablemente en las proximidades de este libro.
Posta, hacé el esfuerzo de leer esto sin reirte. No se puede. Ni aunque lo leas por cuarta o quinta vez, sabiendo ya cuál es la gracia de cada chiste. Por encima de esa gracia sobrevuela una gracia mayor, que no se pierde al conocer los remates, que tiene que ver un poco con el estilo de dibujo de Sala, un poco con la acumulación de guarangadas, gansadas y atrocidades que se suman página a página y un poco con la propuesta en general, con la onda “todo vale para cagarnos de risa”. Porque no va a faltar el que diga que este es el trabajo menos jugado de Sala, porque no cuenta historias, no desarrolla personajes, casi no dibuja fondos y bla-bla-bla. Pero… se te tienen que ocurrir todos esos chistes! Y muchos son chistes pavos (que no es lo mismo que obvios) y muchos son re-jodidos, basados en temas con los que ningún otro humorista conocido se atreve a tocar con la frontalidad con la que arremete Gustavo.
A todo eso sumémosle lo lindo que se ve el dibujo de Sala en blanco y negro, lo gracioso del prólogo y lo desopilante de los agradecimientos del final y nos queda un libro totalmente imprescindible para los fans del humor gráfico del Siglo XXI. Un siglo en el que algunos artistas (pienso primero que nadie en el alucinante Tute) nos enseñaron que el humor puede ser reflexivo, sensible y hasta poético. Y en el que un monstruo como Gustavo Sala llegó a lo más alto a fuerza de un humor 100% ordinario.