el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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martes, 30 de julio de 2019

RESEÑAS RIOPLATENSES

Tengo para comentar varios libros aparecidos recientemente a ambas orillas del Río de la Plata. Empiezo con Romancero Ilustrado del Cacique Tabaré, un libro de 100 páginas editado por Montevideo Comics como parte del homenaje al maestro Tabaré, uruguayo de nacimiento pero radicado hace como 45 años en Argentina. Lo que más me gustó es la investigación histórica, la cantidad de data sobre la vida y la obra de Tabaré que yo desconocía y que este tomo me aportó. Después, en materia de historietas, tenemos Bicherío y Vida Interior (material que ya tenía en el libro de la colección Hyspamérica de Grandes Humoristas Argentinos), Paja Brava y Bosquivia (recopilados en sendos libros por Ediciones de la Urraca), varias historias unitarias descolgadas (algunas están en No Somos Nada, el librito editado en España que vimos el 26/12/17), apenas dos entregas del Romancero Ilustrado del Eustaquio (tenía vagos recuerdos de haber leído esto en Hum®y me volví a mear de risa como el primer día) y una selección de tiras de Diógenes y el Linyera (un poco más de 70) que jamás había leído.
Por supuesto, la obra de Tabaré incluye un montón de otros títulos que no están representados en el libro, pero no me quejo. Lo que hay está muy bueno y, si bien ya tenía casi todo en otros libros, este me da la posibilidad de acceder a unas cuantas tiras de Diógenes y el Linyera (incluyendo la primera) sin necesidad de buscar libritos que recopilen esa obra, de la que sigo sin ser muy devoto. Técnicamente, el libro está mejor realizado que otros de los que me traje de ediciones anteriores de Montevideo Comics y siempre es un placer tener más material de este prócer de la historieta humorística en la biblioteca. Ahora falta un librito que recopile Don Chipote de la Pampa, Manfloro y lo mejor de Vilcapugio y Ayohuma (todo no, porque se repetían bastante los chistes). Aguante Tabaré.
Marcelo Dupleich volvió a la carga con un nuevo libro de Roberto (un tipo de mierda), ahora titulado Mierdapura. Lamentablemente tengo que repetir muchos de los conceptos vertidos en la reseña del 15/10/18: la cantidad grotesca de páginas SIN historietas ya alcanza para no recomendar la compra del libro. Posta, esto requería urgente una o dos historietas más, o 16 páginas menos. No se puede pagar por esa cantidad de páginas en blanco o en negro sin sentirse estafado.
La narrativa está un poquito mejor, hay más recursos para evitar la trampa de la grilla de dos cuadros, el dibujo sigue anclado en esa estética feísta, jugado (con buen tino) a un blanco y negro extremo, y de nuevo lo más atractivo son los diálogos. Ese es sin duda el item en el que sobresale Dupleich. Las tramas, en cambio, sorprenden e impactan un poco menos que en la primera entrega. Encontré una sóla idea realmente buena, que para todo un libro es muy poco. Con las aventuras de Roberto, Dupleich sigue corriendo los límites de lo que se puede contar en una historieta, al irse al carajo y más allá con la sordidez y la truculencia de los relatos. El problema es que también corrió los límites de con cuántas páginas se puede llenar un libro, a tal punto que se cayó del mapa de lo tolerable, al menos para mí. Ojalá en algún momento se reedite TODO el material de Roberto en un único tomo que tenga un equilibrio más razonable entre las páginas de historieta y las páginas de relleno.
También regresó (tras una prolongada ausencia) el Caballero Rojo, la creación de Toni Torres y Mariano Navarro que debutara allá por 1996 en las páginas de Comiqueando. Este regreso trae de nuevo al equipo titular, con la novedad de que ahora la historieta se publica a color. También marca el regreso de Rafael Reynoso, el Caballero Rojo más conocido por los lectores, que había sido reemplazado por otro enmascarado allá por el… 2000, creo.
El guión de Torres tiene dos hallazgos: en primer lugar, el sacudón imprevisto en cuanto al nuevo plan de la Orden, sumamente ingenioso y prometedor. Y en segundo lugar, el acierto a la hora de crear situaciones en las que quedan cara a cara personajes que (si alguna vez leíste esta serie) querías ver enfrentados, a ver si finalmente se decían las cosas que se tenían que decir. Esos “encuentros y reencuentros” son –por afano- lo más atractivo de este tomito. Los diálogos y los bloques de texto no están mal, pero hay páginas muy sobrecargadas, donde se habla mucho, ya sea en “voz alta” o en off. Y hay un misterio, que deriva en un conflicto con una villana, que no me terminó de atrapar. El dibujo de Navarro está buenísimo, muy bien complementado con el color de Hernán Cabrera, con muchos recursos para pilotear esas escenas en las que se habla demasiado y hay poca acción. Un placer ver a Navarrito tan comprometido con la narrativa, con tantas pilas para dibujar Buenos Aires.
Como complemento a la historia principal, hay una de 16 páginas protagonizadas por Román Castillo (quien actuara como Caballero Rojo desde que Rafael dejó la capucha), donde el guión ofrece menos sorpresas. Para peor, el dibujo (a cargo de Leonardo Laino) repite uno atrás de otro un millón de clichés de los comics hiper-violentos y pasados de rosca del mainstream yanki de los ´90. La verdad es que sin esta historieta, el puntaje del librito sería bastante más alto. Dicho esto, espero que Volver sea sólo el principio para una nueva y larga etapa en la carrera de este personaje, que ya pasó por tres décadas y cuatro editoriales, siempre sembrando muchas puntas argumentales (y cosechando muchos fans) pero sin encontrar nunca una continuidad de publicación.

Habrá nuevas reseñas muy pronto, acá en el blog.

lunes, 25 de mayo de 2015

25/ 05: ANTOLOGIA DE HEROES ARGENTINOS Vol.5

Después de una primera entrega que mucho no me convenció, me bajé de esta serie y le perdí un poco el rastro… hasta que un amigo me regaló este quinto tomo y dije “nah, me estás jodiendo. ¡Esto lo tengo que leer!”.
Esta vez el nombre del libro contradice a su contenido: no se trata de un compilado de historias cortas sino de una única aventura de 50 páginas, a cargo (casi) de un único guionista. Es, prácticamente, una novela gráfica, en la que seis héroes deben enfrentar una crisis a gran escala, algo con lo que Toni Torres (el guionista a cargo este “crossover final”) soñó desde hace muchos, muchos años. Finalmente lo pudo llevar a cabo en este libro de impecable factura técnica, con un papel y una impresión realmente lujosos, de notable calidad.
Los protagonistas de la aventura son Carlitos (el crédito local de Universo Retro), Camulus, Animal Urbano (que venían apareciendo en casi todos los tomos de la AHA), Shamana (personaje que quizás no te suene: fue creada en 1991 por Sanyú y Jorge Lucas y sólo había aparecido en tres ocasiones), y dos personajes a los que vi nacer en las páginas de Comiqueando: Bruno Helmet y el Caballero Rojo. Además aparecen muy brevemente, en cameos mínimos, otros 30 ó 40 personajes, algunos muy oscuros, entre los que me sorprendió ver, por ejemplo, a King Cop. Le pregunté qué onda a su creador, Luciano Saracino, y me confirmó lo que yo sospechaba: ni las aventuras de King Cop transcurren en Argentina, ni nadie vinculado a este proyecto le consultó si podían utilizar a este personaje.
Lo más acertado que tiene el guión es ese momento cerca del final en el que Torres explica por qué son esos seis personajes y no otros los elegidos para vencer a la amenaza final. Lo más flojo es cuando intenta justificar por qué es Argentina el lugar elegido por la Muerte para manifestarse. Dice Shamana: “La corrupción, la desconfianza, la falta de fe y esperanza, los robos, los asesinatos. Nuestro país está hundido, ha perdido sus valores. Nunca hubo un momento de tan poca fe. Nadie cree en nada ni en nadie. Todos tienen miedo, todos odian al otro”. En fin… detrás de eso se ve con toda claridad una posición política que obviamente no comparto. No te digo “poné la tele y mirá lo que está pasando en este momento en Plaza de Mayo”. Te digo simplemente “salí a la calle, recorré un poquito el país, hablá con la gente”… A menos que te cruces con zombies que sólo miran TN, te va caer la ficha de que Argentina es otra cosa, que los valores están, que la fe está, que mucha gente cree más que nunca en el futuro, en algunos líderes, en algunos proyectos… Pero bueno, este espacio no existe para discutir de política con los guionistas de los comics que leo.
Al tratarse de una amenaza sobrenatural, es casi lógico que la forma de vencerla sea demasiado fácil, más vinculada a un pase de magia que a la lucha de los personajes. No se puede criticar demasiado esa movida. Y los diálogos entre los seis protagonistas están bien: Si fueran más a fondo, las 50 páginas quedarían demasiado sobrecargadas de texto.
En cuanto a los dibujantes, las secuencias protagonizadas por varios héroes se las reparten entre Mariano Navarro (como siempre afiladísimo en las expresiones faciales, con cuerpos de gran dinamismo y narrativa impecable) y los Silva Brothers, correctos, pero más fríos, menos expresivos. En el concurso de “a ver quién dibuja menos fondos” ganan los Silva, pero por muy poco. Juan Pablo Massa completa con algunas páginas de varios héroes juntos, con fondos más laburados y personajes más duros, menos plásticos. Después hay una secuencia de Camulus y Carlitos dibujada por Jorge Blanco (creador de Camulus) en un estilo rústico, muy sobrecargado, donde también se ven personajes de poca ductilidad, casi tallados en madera. Edu Molina, en cambio, la rompe en esas cinco páginas donde sólo aparecen Animal Urbano y Carlitos; y Fernando Calvi dibuja Y ESCRIBE cuatro páginas “solistas” de Bruno Helmet, en su estilo más actual, más personal, de un modo tan idiosincrático y tan ingenioso que logra que esas páginas se puedan leer como una aventura autoconclusiva en sí misma, que podría haber aparecido en cualquier otro tomo de la AHA, en la Fierro, en la Comiqueando o donde se le cante al autor. Gracias a esa secuencia planteada por Calvi, Bruno Helmet termina por ser el único de los seis protagonistas que llega a plantearse por qué carajo hace lo que hace y crece en esas cuatro páginas más que los otros cinco héroes en las 46 restantes.
Sospecho que hace 15 años, cuando muchos vibrábamos con las aventuras de Caballero Rojo, Animal Urbano, Bruno Helmet y demás, esto hubiese sido no sé si un furor, pero seguro mucho más de lo que es hoy. Hoy la historieta argentina (para bien o para mal) agarró para otro lado y una aventura como esta (casi obsesiva en su afán de parecerse a las típicas crisis que tanto abundan en los comics de superhéroes) pasa a ser una bizarreada medio marginal, una curiosidad medio freak en la que los lugares comunes le ganan la pulseada al talento artístico, que por suerte también está. Porque tampoco estamos hablando de un bofe infumable, ni mucho menos…