el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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martes, 18 de octubre de 2022

LECTURAS EN CONTINUADO

Hoy tengo para reseñar la nada despreciable suma de cinco libritos, pero son todas entregas de series de las que ya leí algún tomo anterior. Por eso la idea es dedicarle a cada uno una reseña más breve que las habituales, como para no reiterar conceptos que ya expuse cuando hablé de esos tomos anteriores. El 04/06/18 y el 30/09/22 reseñé los Vol.1 y 2 de Kafre, esta frenética serie de Enrique Sanchez Abulí y Das Pastoras que salía en El Jueves en los ´90, en historietas de dos páginas con periodicidad semanal. Este Vol.3 me gustó un poco menos que los anteriores, porque la fórmula se repite bastante. Pero me reí con tres o cuatro historietas, así que funciona. El dibujo de Das Pastoras no está al nivel del virtuosismo que exhibe el autor en sus trabajos más recientes, pero aún así es extraordinario. Este es el Das Pastoras más ido al carajo, más visceral, más salvaje, más grotesco. Un monstruo del color, que acá no experimenta con la puesta en página y aprovecha la ambientación (la sabana de África) para no matarse en los fondos y ponerle todo a los personajes, que son tremendamente expresivos. Si te gusta la mala leche en dosis escabrosas, con Kafre la vas a pasar bomba.
Hacía mucho que no leía East of West (reseñé el Vol.4 el 26/07/19) y me costó volver a entrar a este mundo creado por Jonathan Hickman y Nick Dragotta. La sensación es que pasa muy poco en cada episodio, mezclada con la incertidumbre: esto que sucede acá, en los tomos "del medio", ¿será relevante en el contexto global de la obra, tendrá un peso real a la hora de resolver los conflictos, o son Hickman y Dragotta "despilfarrando" páginas para que en vez de cinco o seis TPBs la serie dure diez? Nada, el dibujo y el color son magníficos, y me encanta que Hickman "se calle la boca" durante extensas secuencias en las que el dibujo de Dragotta lleva adelante la narración. Pero leída así, de a un TPB cada tres años, East of West no ceba a nadie. Lo que voy a hacer es tratar de conseguir los cuatro tomos que me faltan, y ahí releer toda la serie de corrido, empezando de nuevo desde el Vol.1. Me parece que es la que va.
Y ahora me voy al mágico mundo de los libritos cuadrados, otro formato medio bizarro que en Argentina está medio de moda. Empiezo con el Vol.3 de La Caja (el 2 lo vimos el 01/05/21), el más breve hasta ahora de los libritos que recopilan los chistes que Esteban Podetti sube a las redes. Este se subtitula "Apestados!" y -como cualquier nabo puede deducir- reúne un montón de chistes vinculados a la pandemia del COVID-19, más algunos textos desopilantes del autor. De nuevo, me reí muchísimo, incluso cuando ya conocía buena parte del material. Recomiendo enfáticamente La Caja Vol.3 a cualquier fan del humor gráfico, porque acá hay cátedras, posta. Sin dibujar lindo, sin reflexiones cuasi-filosóficas, con un dibujo y un rotulado que se nota que están hechos a los pedos, Podetti te desparrama a cachetazos. Y es genial.
El 13/02/21 reseñé el primer librito que recopila los chistes de Alejandra Lunik que aparecen todos los días en la contratapa de La Nación, y hoy voy por el segundo, titulado "Hablo Sola". Visualmente, Lunik es el opuesto perfecto de Podetti: el dibujo es hermoso, prolijo, hay un cuidado milimétrico por los detalles, por el color, por la composición de la viñeta, por las tipografías... Acá hay un nivel gráfico realmente generoso, muy, muy por encima del promedio de lo que se ve normalmente en los chistes de una sola viñeta (los gag panels) de los diarios de cualquier país del mundo. El librito también es muy generoso, ofrece casi 150 páginas de chistes, como para que cualquiera que no conoce el trabajo de Alejandra se familiarice, le pesque los tics, los yeites, todas las características que constituyen su estilo. Y acá también, hubo algunos chistes con los que me reí en voz alta. Así que va a la pila de los recomendados, sin duda.
Y cierro con el tercer librito de la mejor serie que tiene hoy la historieta argentina: Roque & Gervasio, Pioneros del Espacio. El 18/04/22 había leído el Vol.2, y ahora me devoré ¡Han plegado a Roque!, la nueva aventura de los geniales personajes creados por Federico Reggiani y Ángel Mosquito. El concepto de las realidades divergentes que se crean cuando alguien se desplaza en la línea temporal ya se había explorado en la ficción hace décadas, en episodios de distintas series de Star Trek, o incluso en la gloriosa trilogía de Back to the Future. Pero ahora parece que está siendo incorporado de manera más habitual a ficciones más masivas, con lo cual la idea de los multiversos y las realidades paralelas resulta más atractiva que nunca. Esta aventura explora esa vertiente de la ciencia ficción, y lo hace con el humor y el desparpajo al que nos tienen acostumbrados Reggiani y Mosquito, con esos diálogos hiper-argentos y esos giros argumentales brillantes. Acá también, hubo varios momentos en los que la historieta me robó una risa fuerte, y muchos en los que me sorprendieron con las vueltas de tuerca y las decisiones que toman los personajes (los de siempre y un par nuevos, muy bien desarrollados) en los momentos clave de la trama. Si todavía no te enganchaste con Roque & Gervasio, Pioneros del Espacio, metele pata, que Reggiani y Mosquito están produciendo libritos a un ritmo impresionante y, antes de que me toque leer el Vol.4, ya va a estar publicado el Vol.5. Nada más por hoy. Nos vemos la semana que viene, el jueves 27, en la Feria del Libro de General Roca, provincia de Río Negro, o si no, nos leemos muy pronto acá en el blog.

domingo, 29 de marzo de 2015

29/ 03: EAST OF WEST Vol.2

Este segundo tomo de East of West sigue al pie de la letra los lineamientos que vimos en el Vol.1, reseñado el 15/12/14. Releo esa reseña y siento que es poquísimo lo que puedo agregar, porque tanto el guión como el dibujo avanzan por el cauce que fijaron Jonathan Hickman y Nick Dragotta en los primeros episodios, sin desviarse en lo más mínimo. Lo cual no significa que no haya sorpresas…
Para mí, lo más notable, fue que Hickman mandó al banco de suplentes a Xiaolian, la princesa de la dinastía de Mao, que en el Vol.1 había juntado chapa a lo bestia. Esta vez, apenas si se la menciona y no aparece ni una viñeta. La rosca interna de los Chosen, que en el Vol.1 se calentaba con las intrigas conjuradas por Archibald Chamberlain, explota en el primer episodio de este tomo y después no se vuelve a mencionar. Todo esto se explica con el gran número de personajes que conforman el elenco de la serie. Hickman tiene muchas alternativas, muchas historias para explorar, y para hacerlo elige desplazar el protagonismo de unos personajes a otros, según le convenga. La trama es compleja y espesa desde el principio, y al indagar en algunos personajes en los que hasta ahora no había profundizado (el príncipe John Freeman, el oráculo, la presidenta de lo que quedó de EEUU), el guionista no hace más que sumarle capas de complejidad, misterios y elementos que seguramente van a tener peso más adelante.
Con tanta runfla política, tanto diálogo y tanta travesía (Death, quien quizás sea el personaje central de la saga, pasa casi todo el tomo viajando o hablando), casi no hay lugar para la machaca. Leídas con frialdad, la única escena de pelea que se justifica a nivel argumental es la última. El resto, pareciera que está porque Hickman o sus lectores no se bancan 24 páginas sin acción. Son conflictos menores, que no requerían de tiros, combates ni explosiones para resolverse, pero que aparecen inflados, enchulados, para que los personajes se vean más jodidos y sus diferencias se vean más extremas. No es un mal recurso y tampoco se le puede pasar factura por eso a Hickman, que se ha bancado muchos guiones sin machaca en su época de guionista del mainstream superheroico.
Como otros trabajos de este autor, East of West no resulta una lectura fácil ni pasatista. Hay que leerla con mucha concentración, dedicándole tiempo. Yo estoy seguro de que me perdí detalles, pequeñas cositas, por no acordarme demasiado de lo que había pasado en el Vol.1. Por supuesto, Hickman no te hace ningún racconto, los personajes no explican nada a través de los diálogos, no hay red. Si no estás bien metido en la saga, quedás pagando como un infeliz. Y –me repito- es una saga compleja, con un mundo muy atractivo por explorar (esa mezcla de tecnología de ciencia-ficción con ambientación y climas de western), con un elenco numeroso y con ideas muy osadas, algunas derivadas de temas bíblicos (como los Cuatro Jinetes del Apocalipsis) y otras más locas, más originales, o más enroscadas. Por suerte, todo avanza a un muy buen ritmo, los diálogos son excelentes y los personajes están muy bien trabajados.
Y por el lado del dibujo, no me queda nada para decir que no haya dicho en la reseña del tomo anterior. Dragotta está muy afianzado en ese estilo, mezcla de Fiona Staples y Peter Snejberg, y felizmente se pone un poquito más las pilas a la hora de dibujar los fondos. Muy meritoria también la labor de Frank Martin, el colorista, que ajusta muy bien la paleta para darle su propia impronta a los flashbacks (que son muchos) y para subrayar los distintos climas, las distintas ambientaciones en las que transcurre la acción.
Después de estos años de Avengers y New Avengers -y sobre todo ahora que timbea su prestigio a todo o nada con Secret Wars- Jonathan Hickman dejó de ser un guionista incuestionable y pasó a ser no un mercenario más, pero sí un tipo que además de cebarnos, también puede decepcionarnos. Por suerte, en paralelo a la altísima exposición que le dan sus series en Marvel, tiene estos kiosquitos creator-owned en Image, donde vende mucho menos pero cuida mucho más la calidad. East of West es un claro exponente de esto último y una gran opción para el que busca leer más material de Hickman por afuera del “más de lo mismo”.

lunes, 15 de diciembre de 2014

15/12: EAST OF WEST Vol.1

Y ayer festejamos, nomás, después de 13 años de sequía. No me quiero extender sobre esto, pero fue muy emocionante. Le mando un abrazo a todos los lectores de este blog que comparten la pasión racinguista y ahora sí, vamos a la reseña.
Casualmente se trata de la obra de un yanki hincha de River, dignísimo subcampeón. East of West es uno de los tantos kioscos que se armó Jonathan Hickman en Image, algo imprescindible para que nunca falten los proyectos creator-owned entre tanta producción digitada por los intereses corporativos de Marvel y Disney. Es la primera vez que me engancho con una creator-owned de Hickman, por un motivo muy simple: excepto East of West, todas sus series “de autor” tienen dibujantes de lesa humanidad, crotos impresentables que dibujan peor que yo parado, arriba de un 151 repleto.
Por eso quiero empezar hablando bien de Nick Dragotta, el camaleón, el hombre de los mil estilos, a quien ya vimos jugar de suplente en varias series que reseñamos acá en el blog. Para este proyecto puntual, Dragotta acomoda la línea para parecerse a Fiona Staples y le termina saliendo una mezcla bastante atractiva entre la canadiense y Peter Snejberg, el gran danés. Dragotta se luce sobre todo en el manejo del claroscuro (como Snejberg) y en el diseño de naves, fortalezas, armas y demás chiches tecno que abundan en esta saga, porque la ambientación elegida es una hábil mezcla entre western y ciencia-ficción. Y lo más flojo es un vicio heredado de Staples, que son las infinitas viñetas sin fondos. El colorista Frank Martin trata de llevar la estética para el lado de la canadiense, excepto en una secuencia (gloriosa) en la que parece poseído por Juan Giménez y pela –como si fueran novedad- recursos que el mendocino ya manejaba de taquito en los ´80. Pero se ve todo lindo, no hay mucho para criticar en este aspecto y menos si comparamos a East of West con las otras obras de Hickman en Image.
El guión arranca tranqui. Al principio, parece la enésima historia centrada en los cuatro jinetes del Apocalipsis, pero con rasgos más humanos, de tipos y minas “normales”, algo que ya hicieron demasiado bien Neil Gaiman y Terry Pratchett en Good Omens como para volver a insistir sobre lo mismo. Por suerte, esto no es “lo mismo”. Con el correr de las páginas Hickman despliega dos variantes muy atractivas: por un lado, sacarle mucho el jugo a esta ambientación rara, a este futuro en el que EEUU volvió de alguna manera (que ya se explicará, o no) a la época de los westerns, pero con tecnología futurista. Y por el otro, empieza a incorporar personajes y a mostrarnos de qué juega cada uno en este partido complicado, chivo, en el que se mezclan entidades de inmenso poder, fuyeros, fanáticos religiosos, maestros de la runfla política, hechiceros ancestrales, mercenarios de poca monta y genocidas a escala planetaria.
Dentro de este amplio y promisorio elenco, hay personajes apenas explorados, un par que pintan para tener roles importantes más adelante (Archibald Chamberlain, claramente) y uno que de a poquito se morfa la saga: Xiaolian, la princesa de la dinastía de Mao que conquistó a la Muerte en un sentido distinto al que te imaginás. En el segundo tramo del TPB, Xiaolian cobra una fuerza increíble y nos demuestra que Hickman, además de ser grosso a la hora de volar, de generar ideas grandilocuentes y conceptos originales, también sabe darle humanidad a los personajes y convencernos de que, a pesar de los poderes, los implantes cibernéticos o lo que chota sea, son casi seres de carne y hueso. Todo esto, obviamente, mediante hermosos diálogos y conmovedores silencios, e incluso con bloques de texto, porque le permite a los distintos personajes hacerse cargo, alternativamente, del relato en off.
Por la magnitud de los conflictos que se empiezan a delinear en este tomo, se me ocurre que Hickman pensó a East of West como una serie corta, como para durar no más de 25 episodios, o cinco TPBs. No la veo durando 75 episodios, ni a palos. Pero bueno, Lucifer duró más o menos eso con conceptos más zarpados, así que puede pasar cualquier cosa. Por ahora, East of West me enganchó y quiero más. Tengo el Vol.2 acovachado para leer el año que viene y en cuanto pueda me compro el Vol.3. La serie va por el n°16 en EEUU, así que con un tomo más ya estoy virtualmente al día. Si sos fan de Jonathan Hickman, dale una oportunidad, que no te va a defraudar. Esto es heavy, intenso, por momentos muy violento, con giros muy impredecibles y con todo para ser una obra realmente memorable.

jueves, 26 de julio de 2012

26/ 07: X-STATIX PRESENTS: DEADGIRL

Ay, qué lástima tener que despachar rapidísimo esta reseña por falta de tiempo...
En primer lugar, me ensarté como un gil. Leyendo este tomo, me entero que todos los miembros de X-Statix están muertos. Y buscando en Wikipedia, me cuentan que mueren todos al final del Vol.4 y yo el otro día leí el Vol.2. O sea que me cagaron muchas sorpresas por no ponerle Vol.5 a este TPB.
Ahora, ¿es un TPB de X-Statix? Sí, definitivamente. El Doctor Strange, que comparte protagonismo con Deadgirl, tiene muchísima chapa, pero sin los personajes de X-Statix esto no podía ni resolverse ni cobrar algo así como un rumbo razonable.
De todos modos, se nota mucho que Peter Mlligan quería hacer una saga del Tordo y –para que Marvel se la aprobara- le agregó todo el tema de X-Statix, o en realidad la posibilidad de retomar algunas puntas que no habían cerrado del todo (supongo) cuando se canceló esa colección. Algo parecido a lo que vimos en Fever, cuando Brendan McCarthy mete a Spider-Man en su saga del Hechicero Supremo.
Milligan escribe a un Doctor Strange canchero y encantador, pero se zarpa un poco con los chistes. Esto es casi tan en joda como Indefensible, aquella saga de los Defenders que nos obsequiaran Keith Giffen, J.M. DeMatteis y Kevin Maguire. Si después de leer Indefensible resulta imposible volver a tomarse en serio a Dormammu y Umar, una vez que leés Deadgirl le perdés por completo el respeto a Strange, a Wong e incluso al mismísimo Ancient One. No digo que esté mal, porque ese enfoque realmente funciona en el contexto de esta historia. Digo que si siguen tomándose al Tordo para la joda, después va a costar un huevo reinterpretarlo como personaje serio y dramático. Pero bueno, son experimentos y está bueno que las grandes editoriales experimenten.
El guión en sí es un disparate que gira en torno a los héroes y villanos muertos, cómo viven en el más allá, quiénes y por qué quieren volver a la vida, por qué algunos vuelven y otros no... esa onda. Guarda, tomado todo MUY en joda. Esto es pop para divertirse: No esperes explicaciones filosóficas ni metafísicas, la cosa va más para el lado de los chistes, incluso algunos medio escatológicos, otros medio sexópatas y hasta un gaste maligno y genial al nefasto George W. Bush.
El siempre brillante Mike Allred comparte la faz gráfica con Nick Dragotta y este usa sus poderes camaleónicos para –una vez más- adoptar el estilo del ídolo de modo que no puedas distinguir qué hizo uno y qué el otro. Por ende, todo parece un comic de Allred y todo se ve maravillosamente bien. Y como siempre, el color de Laura Allred (bomba atómica y esposa de Michael) aporta muchísimo a este clima de bizarreada festiva.
Superhéroes, comedia y algunos elementos típicos del comic de terror se juntan en esta historieta, esta vez para descorchar unas bebidas y cagarse de risa un rato. La epopeya está, pero puesta al servicio de un relato cuyo tono no es circunspecto ni dramático, sino que todo el tiempo te guiña un ojo como diciendo “Todo bien, es una joda”.
Si ya leíste todo X-Statix, tirate de cabeza. Si no, bancá a leer el final, porque esto es una especie de epílogo. Ahora, si sos purista del Dr. Strange más clásico, más amargo y traumatizado, esto te puede llegar a inflar seriamente las pelotas. ´Nuff said!