el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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lunes, 18 de febrero de 2013

18/ 02: JSA Vol.7

Finalmente conseguí los dos tomos que me faltaban para completar esta serie, a la que vengo leyendo en perfecto desorden. De hecho, ya reseñé acá en el blog los tomos 6 y 8, o sea que esta reseña iría en medio de esas dos. Algún día tendré tiempo para releer toda la JSA en orden, como debe ser. Esto es una expresión de deseos, no una afirmación, pero bueno... es lo que hay.
Este es un tomo gordito, jugoso, con 10 episodios de la serie regular en los que tenemos la última saga co-escrita por Geoff Johns y David Goyer, un arquito de dos números y dos episodios unitarios, ya con Johns solito al frente del timón. De atrás para adelante, el último unitario es el típico (y logradísimo) canto de mi doppleganger a la chapa y la tradición de la JSA y además recupera a Ma Hunkel, un personaje cuasi-olvidado, que llevaba décadas sin aparecer. El otro episodio autoconclusivo narra una reunión entre la JSA y la JSA y se centra íntegramente en los diálogos (buenísimos) entre los personajes. Páginas y páginas de tipos y minas con disfraces locos, que charlan y comen. Hay un intento de conflicto pero se desactiva por el lado de la joda (con humillación para los villanos incluída), al mejor estilo de la Liga de Giffen y DeMatteis.
El arquito de dos episodios arranca muy bien, con la exploración de varias de las consecuencias que dejó la saga anterior y con el desarrollo de un sub-plot que desembocará en el tomo siguiente. Hasta que a Johns se le ocurre focalizar la acción en la nueva y misteriosa Crimson Avenger, que ya había aparecido alguna vez, y ahí se va todo al carajo. Esta mina, ciega y medio pirada, se lanza contra Wildcat y Power Girl en una lucha absurda e innecesaria, encima muy mal dibujada por el precario Don Kramer, quien también dibuja el unitario con la JLA. Yo entiendo que meter TRES capítulos seguidos de gente hablando significa un riesgo enorme, y bueno, Johns le quiso poner algo de machaca al epílogo de Princes of Darkness, con resultados discutibles.
En cambio, en los seis números de la saga que le da título al TPB, a mi clon perdido y a Goyer les sale todo demasiado bien. Princes of Darkness tiene más de 150 páginas, más de 20 superhéroes, tres villanos grossos, escenas en el pasado, en el futuro, en dimensiones paralelas, machaca en cantidades industriales, diálogos magníficos, secuencias intimistas, momentos cruciales para casi todos los protagonistas... esto está al nivel de lo mejor de Chris Claremont en X-Men, y si no se puede postular que es incluso mejor, es porque en vez de a un John Byrne, Johns y Goyer tuvieron a un Leonard Kirk, dibujante segundón con escasa onda. Con dibujante del montonardo y todo, Princes of Darkness es una montaña rusa impresionante. Por la cantidad de cosas grossas que pasan, la cantidad de líneas argumentales que se cierran, la cantidad de veces que te hacen sentir que se pudrió todo y la JSA va a perder, la audacia para pegarle sacudones importantes a un montón de héroes y villanos, la magnitud del conflicto, la habilidad maradoniana para entretejer decenas de conceptos que ya existían en el Universo DC pero que a nadie se le había ocurrido vincular... Sin duda esto es comic de superhéroes de primera calidad, con todos los elementos que uno quiere ver en una epopeya de este tipo, e incluso más.
Lástima el dibujo: el primer episodio lo pilotea un muy decoroso Sal Velluto y en el resto, Leonard Kirk hace lo que puede, que no es demasiado. Sin ser horrible (al lado de Don Kramer es... Alan Davis), a Kirk estos guiones le quedan un poco grandes y se nota cómo trata de remarla para que sus limitaciones no se hagan tan evidentes. Encima ocho de estos 10 episodios salieron con unas portadas devastadoras de Carlos Pacheco: buscar en las páginas interiores UNA viñeta dibujada al nivel de las portadas es totalmente al pedo, como buscar escenas de sexo explícito en el Discovery Kids.
En estos comics de 2003 y 2004, Geoff Johns justificaba ampliamente la enorme chapa que acumuló en años posteriores. A diferencia de su infumable reboot de la Justice League, esta etapa en la JSA es una cátedra en la que Johns enseñó a humanizar, modernizar, upgradear y sobre todo a respetar a héroes y villanos de larguísima tradición, en historias vibrantes, emotivas, con dilemas morales jodidos y un equilibrio perfecto entre machaca y caracterización. Después (creo que cuando se fue de Action Comics) traicionó definitivamente estos valores y se dedicó a chorear, convertido en un vil sicario de Dan DiDio. Por suerte nos quedan comics como la JSA para recordar al Johns copado, al que dejaba la vida en cada página. Volvé, Geoff, está todo bien...

martes, 12 de julio de 2011

12/ 07: JSA Vol.6


Sigo leyendo esta serie en perfecto desorden y una vez más, me tengo que sacar el sombrero ante la labor de Geoff Johns y David Goyer, los guionistas de esta memorable etapa de la JSA. Esto es pornografía para geeks, pero de gran, gran nivel.
El tomo abre con un unitario protagonizado por Power Girl, muy divertido, con un conflicto de baja intensidad, pero muy bien llevado. Y además es el episodio mejor dibujado, ya que cuenta con la participación de Patrick Gleason, mucho mejor que Leonard Kirk, el dibujante titular de esta etapa. Si todos los fill-ins fueran como este, los fans jamás putearían por su existencia.
Después tenemos otro unitario en el que el rol más importante le toca al Captain Marvel. El guión es redondo, fuerte, profundo, pensado para recordarnos que estos íconos legendarios enfrascados en la eterna lucha entre el Bien y el Mal son, ante todo, humanos. Muy grosso.
Y el tercer episodio marca el inicio de una saga de viajes en el tiempo, centrada en tres protagonistas: el Capi Marvel, Hawkgirl y Mister Terrific. La primera parte (con los Freedom Fighters y el Terrific de los ´40) está muy buena, pero el descontrol arranca más adelante, cuando los héroes quedan varados en el antiguo Egipto, en el medio de una guerra que involucra a todos los personajes de DC con raíces egipcias: Nabu (el Amo del Orden que creó al Dr. Fate), el príncipe Khufu y Chay-ara (quienes reencarnarán varias veces hasta convertirse en Hawkman y Hawkgirl), Teth-Adam (más tarde Black Adam), y hasta el orbe de Ra, que le diera sus poderes a Metamorpho. Sumémosle un villano inmortal como el Vandal Savage y el recuerdo de un reciente viaje de Jay Garrick a Egipto y está todo dado para que se arme una saga de palo y palo en la que tengan peso –como siempre en la JSA- la tradición, el legado heroico y el desarrollo de las personalidades de todos estos muchachones (y chicas) con poderes.
En paralelo a los viajes en el tiempo, Goyer y Johns desarrollan un sub-plot muy atractivo en torno al Dr. Fate que involucra a Gemworld, Mordru, Lyta Trevor y Dawn Grainger, en una seguidilla de sacudones y sorpresas que nunca te ves venir y que seguro van a desembocar en una próxima saga grossa. También sobre el final arranca un plot que involucra a Eclipso, pero con mínimo desarrollo. Y el último episodio, el del juicio a Kobra, es uno de los más relevantes, porque funciona como disparador de varias de las sagas futuras, entre ellas la que reseñamos el 23 de Mayo del año pasado. Las 17 páginas que no involucran ni a Eclipso ni a Mordru son probablemente las mejor escritas de todo el tomo: complejas, espesas, inquietantes, atravesadas por dilemas realmente jugados que cuestionan de raíz el rol del superhéroe. Un lujo.
Y bueno, fuera de ese primer unitario muy bien dibujado por Gleason, en el resto del tomo tenemos a Leonard Kirk, un dibujante mediocrón, sin mucha onda, pero sin pifias ni errores groseros. Kirk se desloma para dibujar muchos personajes, fondos, ambientaciones muy distintas entre sí, batallas con miles de elementos en cada viñeta… y ahí se gana un poco el changüí para después dibujar esas caras repetidas, obvias, poco expresivas. No es un desastre, tampoco. Simplemente le falta onda, se conforma con ser un típico obrero del mainstream en vez de aspirar a algún sello personal, a un estilo más propio, ya sea en el dibujo o en la narrativa.
Como digo siempre, este es un gran comic de superhéroes, pero que cobra cara la entrada: para disfrutarlo a pleno tenés que tener un conocimiento enciclopédico de toda la historia del Universo DC, porque Goyer y mi doppleganger te bombardean todo el tiempo con referencias oscuras no sólo a los back issues de esta serie, sino a los más variados comics de los ´40 para acá, y hay que ser un erudito (o estar muy hecho mierda) para pescarlas todas. La JSA de Johns y Goyer va para adelante como una locomotora, pero no deja ni un segundo de mirar para atrás, de homenajear, reinterpretar o simplemente carroñar las historias pergeñadas por hordas de autores que mojaron antes que ellos en el DCU. Lo bueno es que les sale muy, pero muy bien.