el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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jueves, 22 de marzo de 2018

JUEVES DE OTOÑO

Bueno, arrancó el otoño y cambió el clima muy rápido, por lo menos acá en Buenos Aires. A la mierda las sandalias, el ventilador y los lienzos cortos. Bienvenidos frazada, medias y buzo. Mientras me adapto a las nuevas condiciones, sigo leyendo comics y escribiendo boludeces…
Recién ahora le entro al Marvel Visionaries: Steranko (editado en 2002) que un amigo me regaló gentilmente en 2016. Es un libro cortito, con menos de 110 páginas de historieta, que se propone reunir toda la producción de Jim Steranko para Marvel por afuera de su trabajo más emblemático que fue (obviamente) S.H.I.E.L.D. (ver reseña del 03/11/14).
Las primeras 30 páginas son las que dibujó Steranko para los nºs 50 y 51 de X-Men, con guiones poco inspirados del maestro Arnold Drake. El dibujo es potente, impactante, pensado para darle un ACV al lector que se venía fumando hacía años al walking dead de Werner Roth, y cada tanto derrapa hacia el grotesco. Pero se banca, no está mal. Como plato fuerte, una trilogía en Captain America, poco más de 60 páginas con guión de Stan Lee, que hoy serían una novela gráfica, ponele. Es una historia linda, con un rol importante para Rick Jones, el debut de una nueva villana, una breve aparición de Hulk (al que Steranko dibuja muy mal) y muchos momentos emotivos. Acá se ve un Steranko desbocado, al que no logran domesticar ni siquiera entintadores fuertes como Joe Sinott y Tom Palmer, con una onda increíble en la planificación de las páginas y varios trucos geniales de los que ya vimos en el libro de S.H.I.E.L.D.
Y la papa más fina, para mi gusto, es el postre. Ahí tenemos una historia corta que Steranko escribió y dibujó para una antología de “terror”, repleta de gloriosos homenajes a Bernie Krigstein y con un guión asombroso. Y otra historia corta, esta vez con guión de Stan Lee y realizada para una antología romántica, en la que Steranko se pone al hombro una trama pelotudísima y convierte a estas siete páginas en una obra maestra del pop-art, al filo de la psicodelia. Sólo por esas dos historias cortas (que no está recopiladas en ningún otro libro) se recontra-justifica conseguir el Marvel Visionaries: Steranko… si sos fan de Steranko, obvio.
Hora de reencontrarnos con Clítoris la revista fundada en 2010 por Mariela Acevedo, luego convertida en una colección de libros, de la cual este (Relatos Gráficos para Femininjas) es el Vol.2. Como yo no soy “femininja” me cuesta un toque sintonizarle la onda, pero lo vamos a intentar.
La primera historia, a cargo de Maru Rubín y Mariana Salina, es una especie de remake femenina de 4 Segundos: una sitcom con diálogos ingeniosos y momentos en los que explota el grotesco y se va todo a la mierda. No está mal, a pesar de ser un poco confusa. La de Katherine Supnem me pareció interesante, por momentos incluso conmovedora, pero el dibujo… bastante catastrófico. Acá tuve mi primer contacto con Verónica García, una autora definitivamente talentosa, muy influenciada por Fer Calvi, pero con un gran nivel. Quiero ver más trabajos suyos. Carina Maguregui aporta un guión motorizado por una idea muy copada, pero ni el desarrollo ni el dibujo (de Delfina Pérez Adán) me terminaron de convencer. Julia Inés Mamone (de quien tampoco había visto otras obras) levanta con sus excelentes dibujos un guión muy elemental, muy precario, de Maximiliano Blanco. La propia Mariela Acevedo escribe un guión muy interesante (que da para seguirlo en chotocientas secuelas), muy bien dibujado por Cam Rapetti, otra autora con talento posta. Y la última historia, que mezcla amor lésbico con militancia social, tiene muy buenas intenciones y un resultado… por debajo de mis expectativas. Pero no es un horror. Seguramente en un futuro veremos muy buen material firmado por Maia Venturini.
También hay textos, muy lindas ilustraciones de la cada vez más grossa Gato Fernández (autora también de la portada) y… no sé si será casualidad o si uno ya viene formateado así… pero la historieta que más me gustó (lejos) es la única escrita y dibujada por varones heterosexuales. Javi Hildebrandt (guión) y Nahuel Sagárnaga (dibujo) dan cátedra de cómo -en apenas ocho páginas- bajar línea, dejar al lector pensando en temas importantes, y todo con una ironía muy fina, con imaginación, con alta onda y con erudición comiquera tanto en los textos como en los dibujos. Una joyita, de lectura obligatoria para entender de qué hablamos cuando hablamos de feminismo.
Ya tengo leído un libro más (estoy on fire) así que pronto habrá nuevas reseñas, acá en el blog.


lunes, 3 de noviembre de 2014

03/ 11: S.H.I.E.L.D. BY STERANKO

Che, perdón… No me quiero hacer el guacho desmitificador, pero… ¿no le hemos hecho más bombo del que se merecía al Nick Fury de Steranko? Puesto en el contexto de 1967-68 es muy, pero muy interesante, muy loco. ¿Y leído hoy, qué onda? Veamos.
Jim Steranko hace su entrada a S.H.I.E.L.D. cuando Nick Fury y sus muchachos ocupaban 11 páginas de cada número de Strange Tales, compartiendo revista con el Dr. Strange. Al prometedor pibe del semillero le dan bocetos de Jack Kirby para que los termine, y los primeros episodios son eso: Steranko laburando para que los bocetos de Kirby parezcan páginas dibujadas totalmente por Kirby. Para el cuarto episodio, Kirby se termina de desligar de la serie y ahí sí, lo dejan a Steranko dibujar y entintar él mismo las aventuras de Fury, que pasan a ser escritas por Roy Thomas. Muy de a poquito, Steranko se empieza a soltar, a despegarse del molde de Kirby. Elimina la clásica grilla de seis viñetas iguales, empieza a probar otros recursos en la narrativa y le canta “quiero retruco” al Rey a la hora de meter máquinas imposibles y efectos locos logrados con collages.
Al toque se va Thomas y Steranko se convierte en el primer autor integral de la “era moderna” de Marvel: escribe, dibuja y entinta unas cuantas sagas de S.H.I.E.L.D., con muchísimo texto y muchísimas peleas ridículas de Fury contra Hydra y contra mega-robots e hiper-villanos que parecen pensados para hacerle el aguante a Thor o a Hulk. ¿Cómo les gana el viejo Nick? ¿Cómo zafa de una y mil trampas imposibles? Mejor no preguntes. En el medio, Steranko reemplaza a los personajes secundarios que no le gustaban con otros nuevos, con bastante onda, y hasta arranca con la ilustre tradición de tener al Capi América como aliado recurrente de los espías liderados por Fury. Cuando el ídolo lleva ya varios números al frente de la serie, le empiezan a poner entintadores, algunos buenos y otros realmente desgarradores. Mientras tanto, Steranko sigue experimentando: descompone las viñetas como Bernie Krigstein, diseña los títulos de los episodios como Will Eisner y detona todo a la mierda cuando inventa la cuádruple splash-page. Su último episodio en Strange Tales es psicodelia pura, con un argumento incomprensible, fotos retocadas, efectos limadísimos con el color…
Y finalmente en Junio de 1968, el Tordo se queda solito al frente de Strange Tales y a Nick Fury le dan su propia serie, que arranca desde el número 1, obviamente con Steranko como guionista y dibujante. Esto, que supuestamente es el pico más alto tanto de S.H.I.E.L.D. como de Steranko, dura apenas cuatro números y se puede resumir así:
Número 1: Increíble. Steranko ya no quiere dibujar como Kirby ni aunque le inyecten LSD en el glande. Miles de trucos narrativos alucinantes, un villano nuevo muy atractivo, acción al palo, menos páginas sepultadas de globos y bloques de texto.
Número 2: UNA página brillante en medio de un argumento disparatado, al filo de la bizarreada sin pies ni cabeza. De nuevo bocha de texto y un entintador impresentable (Frank Giacoia) estropeando los lápices de Steranko.
Número 3: Una historia rarísima, que va para el lado del misterio gótico, casi sin acción, con mucho diálogo, un despliegue narrativo impresionante y un Dan Adkins muy inspirado en las tintas.
Número 4: Steranko no llega con la entrega y mandan un reprint.
Número 5: Vuelve el villano del primer número y de las 20 páginas, 15 son acción al palo. Efectos visuales del mega-carajo, recursos narrativos que en 1968 sólo se veían en algunos comics europeos de vanguardia y unas tintas de John Tartaglione que de nuevo deslucen groseramente al dibujo. Ah, el argumento no se llega a resolver. Se acaban las páginas, el villano se escapa y alguien dice “capaz que se muere y no rompe más las pelotas”. Fin. Vienen otros autores, Steranko se queda sólo a dibujar un puñado de portadas majestuosas y la serie se cancela un año después, en el n°18.
¿Por qué esto es un clásico? Porque por primera vez aparece un autor que se hace íntegramente cargo de una serie de la B y logra hacerla interesante. Y en la segunda mitad, al tipo se le ocurre cómo modernizar la estética de Kirby, cómo pegarle un upgrade que la acerca al pop art, a la vanguardia gráfica y pictórica de aquellos años lisérgicos y experimentales. Steranko le impuso a un personaje tercerón una impronta moderna, filosa, por ahí sin grandes logros a nivel de los guiones, pero con un impacto visual mucho más sofisticado que el del resto de los comic-books que se publicaban en ese entonces.
Perdón por la extensión de la reseña, esto ya parece una nota de la Comiqueando. Hay mucho más para desmenuzar, pero lo dejamos ahí…