el blog de reseñas de Andrés Accorsi
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miércoles, 11 de septiembre de 2013

11/ 09: CABRALESA Vol.2

¿Te acordás de este comic chileno? El Vol.1 lo reseñé el 20/06/12 (vale repasar ese texto) y me cerró muy hasta por ahí nomás. Pero –mirá lo que son las cosas- a la guionista le cayó simpática la reseña y durante mi viaje a Chile en Abril de este año no sólo me trató con la mejor onda, sino que además me regaló el segundo recopilatorio de este comic nacido –como tantos otros- para ser publicado en la web.
Y no, no es mejor que el Vol.1. En aquellas primeras historias, Daniela González mechaba las tramas románticas con otras cosas referidas a la vida de estas chicas chilenas del Siglo XXI. Nos mostraba un poco sus problemas laborales, las dificultades para vivir con poca guita... Era un poco menos ficción y un poquito más crónica de lo que es la vida de hoy en Santiago de Chile si sos mujer y tenés entre 20 y 35 años. Para este tramo final, todos los conflictos tienen que ver con el amor, o por lo menos con las relaciones de pareja. Rápidamente, Daniela plantea cuatro tramas sentimentales: Bárbara + Julio, Bernardita + Emiily, Francisca + Claudio y Noelia + Pedro, y sobre esas relaciones se van a apoyar prácticamente todas las situaciones de este segundo libro. El problema es que de estas cuatro tramas... tres son MUY predecibles, siempre sabés cómo van a terminar.
Aún con poco margen para la sorpresa, hay momentos divertidos, tiernos, ingeniosos, o simplemente situaciones de corte bien dramático, resueltas de modo creíble sin estirarlas al pedo y sin saltar al vacío. Probablemente ahí resida la principal virtud de las historietas de Daniela González: en su honestidad. La mina no te quiere vender lo que no te va a dar. ¿Querés personajes bien trabajados, con onda y profundidad, capaces de lograr al toque la identificación de las lectoras? Eso hay. ¿Querés ver a las chicas interactuar con un elenco atractivo de personajes secundarios en situaciones realistas, que duran lo que tienen que durar? Eso también hay. ¿Diálogos creíbles? Supongo que sí, aunque como siempre digo, la jerga coloquial de los jóvenes chilenos me suena espantosa al oído. Y es eso. Tranqui, humilde, sin pretensiones, sin venta de humo. Sin genialidades y sin esos momentos en los que decís “Nah, flaca, te fuiste a la mierda...”.
El dibujo de Diego Zúñiga sigue ahí, en la parte de abajo del montón. No falla en la narrativa, pero le faltan toneladas de onda, de rasgos de identidad, de riesgos. Cuando la emboca en una expresión facial, pifia en las manos, cuando cuida las manos descuida los fondos... siempre le faltan cinco p´al peso. Por suerte el dibujo tiene encima a los colores de Kóte Carvajal (el Dave Stewart chileno, y a la sazón marido de Daniela González), que le hacen una transfusión de onda a los dibujos para que se vean un poco mejor. En las ocho páginas del epílogo es donde más se luce la paleta digital de Kóte, pero durante todo el tomo está ahí como un socorrista de alta montaña, listo para salvar las papas cuando el dibujo se desbarranca.
Si sos mujer, joven y vivís en una gran ciudad chilena, por ahí esto te parece la gloria. Decís “mirá, boluda, parece que estuvieran hablando de nosotras!”, o el equivalente de esa frase en el slang trasandino. A mí no me pareció infumable, porque rescaté una forma inteligente de construir a los personajes y plantear los conflictos, pero tampoco me volvió loco. Me gustaría leer otras historietas de Daniela González, a ver cómo se desenvuelve en otro registro, en lo posible junto a un dibujante más solvente.

miércoles, 20 de junio de 2012

20/ 06: CABRALESA

Esta es mi tercera vez en Lima y la primera vez que, en vez de hospedarme en un hotel, estoy en la casa de un miembro (en realidad, un sacerdote) de la religión de las viñetas. O sea que, además de disfrutar de las merecidas vacaciones, tengo acceso a una impactante colección de comics, con mucho material que nunca había visto y que de acá a fin de mes voy a aprovechar para leer. De los libros que traje yo me queda sin leer uno solo y mientras tanto, encuentro otras cosas que me llaman la atención.
Con Cabralesa, lamentablemente, me ensarté. La portada de Nelson Daniel (a quien voy a conocer personalmente este finde) es excelente. El resto, más o menos. Se trata de una historieta creada para la web por la guionista Daniela González y el dibujante Diego Zúñiga, ambos chilenos, que alcanzó una notable repercusión a medida que fue serializada, como para luego convertirse en un libro my bien editado.
La serie consiste en planchas autoconclusivas. Cada página narra una breve historia protagonizada por una o varias de las cuatro “heroínas” de Cabralesa: Fran, la diseñadora gráfica con problemas para conseguir trabajo y un novio medio ganso, un eterno adolescente más conectado a la Playstation que a su novia; Noelia, sobre-exigida en un trabajo donde la explotan y enroscada mal con un pibe que sólo la tiene en cuenta para echarse un polvito de vez en cuando; Berni, la única que tiene un trabajo importante y bien pago, y que acaba de blanquear su condición homosexual; y finalmente Bárbara, la hermana menor de Noelia, todavía en edad de cursar la secundaria, pero ahora dedicada 100% a trabajar para alimentar a su bebito, fruto de una relación ocasional con un chabón que no se hace cargo de nada.
Daniela González ambienta estas historias en Santiago de Chile, en el presente, o sea que los diálogos están repletos del slang de los jóvenes chilenos, ese que tan feo suena fuera de su país de origen. Hay que fumarse esa forma espantosa de hablar, y tratar de –aún así- disfrutar de estas secuencias, que van armando las vidas de estas cuatro chicas. Lo más interesante es el desarrollo de las cuatro protagonistas, que interactúan bastante poco entre sí. La autora prefieres seguirlas por separado y focalizarse no tanto en la relación entre ellas, sino en las relaciones que cada una entabla con sus respectivos personajes secundarios. Las historias suenan auténticas y felizmente no se quedan en trivialidades, sino que se animan a meterse con temas un poco más jugados como el embarazo no deseado, la homosexualidad, las precarias condiciones laborales a las que se somete a los jóvenes en mercados como el chileno, donde el capitalismo salvaje reina incuestionado desde hace décadas.
González afronta estos desafíos con altura, sin predicar, aunque resuelve las tramas de modos generalmente predecibles. Obviamente, la carta del triunfo de la guionista es la identificación entre las Cabralesas y los lectores (o lectoras), que se ven reflejados en los problemas, las frustraciones, las alegrías y los sueños de estas cuatro chicas de papel y tinta (o ceros y unos, si la consumieron en digital). Si falla la identificación, o si el lector no se encariña con ninguna de estas cuatro minitas, la historieta se cae a pedazos. Y fijate que dije “se encariña” y no “se calienta”: González no postula a sus chicas como sex symbols, no está enfatizada la sensualidad, aunque –claramente- las cuatro están de buenas para arriba. Hay escenitas de cama, pero muy, muy light, sin la más mínima intención de parar pijas ni humedecer conchas.
El principal bajón de la serie (además de que está escrita en chileno) es el dibujante. Comparado con la portada de Nelson Daniel, el dibujo del interior, de Diego Zúñiga, da vergüenza ajena. Los personajes se ven estáticos, crudos, el estilo quiere parecerse al mainstream yanki y no lo logra… la verdad, es muy limitado. Lo que mejor hace Zúñiga es, cada tanto, deformar las facciones de las chicas al estilo de los mangas shojo y convertirlas en pura emoción, casi en íconos de sus estados de ánimo. No lo ayuda la cantidad de viñetas que tiene que meter en cada página, pero sí lo ayudan (y mucho) los colores de Kóte Carvajal, capaces de agregarle muchísima onda a un dibujo en el que la onda escasea como la esperanza entre los hinchas de San Lorenzo. El letrista es Alfredo Rodríguez, el lector de este blog que me convenció para leer Locke & Key (infinitamente agradecido, maestro), y cuyo libro, Siento y Miento, reseñamos por acá el año pasado.
Si sos mujer y compartís alguno de los problemas o las personalidades de alguna de la Cabras, mi consejo es que leas esta historieta online. Para comprarse el libro hay que estar muuuy fanatizado con la serie y además bancarse los dibujos de un pibe que, en sus mejores viñetas, cumple con lo justo.